México
se va a convertir en un país importador de energía y de productos petrolíferos
a fines de este sexenio o a más tardar a principios del siguiente, de no
emprender una reforma en el sector; es decir, está en riesgo la seguridad
energética, afirmó el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.
En
comunicado de prensa, se informó que el funcionario federal explicó que resultaría
absurdo que un país con importantes recursos en materia de petróleo y que está
considerada la sexta nación en materia de yacimientos de gas, tenga que realizar
importaciones de energéticos en detrimento de la economía de todos los
mexicanos.
Apuntó
que la declinación de Cantarell nos indica que estamos en proceso de dejar de
ser un país de yacimientos petroleros de extracción fácil, sin riesgos
geológicos, a bajos costos y producción abundante denominados convencionales, para
pasar a ser un país de yacimientos de crudo difícil, que requiere altas sumas
de capital para invertir, tecnología de punta y donde se corren grandes riesgos
de corte geológico y financiero en su producción es decir no convencionales.
Detalló
que el futuro de México en hidrocarburos está en las aguas profundas y
ultraprofundas del Golfo de México, en los campos de lutitas, de shale gas y
shale oil del noroeste del país, en la región de Aceite Terciario del Golfo en
Chicontepec y en los campos maduros que, con tecnologías modernas, podemos
volver y extraer hidrocarburos que se han quedado ahí.
El
Secretario de Energía indicó que nos queda 24 por ciento de recursos convencionales,
el 76 por ciento son no convencionales. Tenemos que ajustar nuestra ley y
nuestro modelo de explotación de hidrocarburos a esta nueva realidad. Si
dejamos que el anacronismo de la no reforma nos invada, nos va a pasar lo que
ahora nos está sucediendo, que no estamos llegando a esa riqueza a la velocidad
y en las cantidades de extracción que debiéramos.
Reconoció
que el modelo actual está agotado y se debe revisar este modelo regulatorio
para hacerlo más eficaz y recordó que la reforma energética también contempla
la competitividad económica, que es la reforma eléctrica y que es tan urgente
como la de los hidrocarburos.
“México
es uno de los 3 países de América Latina con tarifas eléctricas más caras.
Estamos obligados a hacer cambios a nuestro modelo regulatorio para propiciar
tarifas eléctricas más bajas y que la economía mexicana no pierda la
competitividad y no sigamos golpeando la economía de las familias. También debemos
modernizar las líneas de transmisión y reducir los costos que tiene la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) por pérdidas técnicas y no técnicas”, aseguró.
Finalmente detalló 20 puntos que debe tener una
reforma energética que nos pudiera revertir las tendencias decrecientes que
tenemos, entre los que se encuentra un nuevo régimen contractual al Estado
mexicano y a Petróleos Mexicanos (PEMEX) que permita la asociación con empresas
privadas; establecer un nuevo régimen fiscal para PEMEX; reimpulsar nuestra
industria petroquímica; promover el régimen de transparencia y rendición de
cuentas; fortalecer a los entes reguladores; reforzar la rectoría del Estado en
la industria eléctrica y establecer un organismo público descentralizado
encargado del control operativo del Sistema Eléctrico Nacional.
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