América
Latina y el Caribe pese a ser una región de emprendedores, indicó el Banco
Mundial padece por tener una muy baja tasa per cápita de propietarios de
negocios innovadores, ello de acuerdo a su estudio, “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca
innovación”.
De
acuerdo al informe, prácticamente uno de cada tres trabajadores en la región es
autónomo o un pequeño empleador y contrariamente a lo que se cree popularmente,
la proporción de empresas registradas formalmente también es comparativamente
grande. Pero pocos de estos emprendedores llegan alguna vez a contratar un
trabajador. La mayoría siguen siendo muy pequeños incluso tras décadas de
operación.
Augusto de la Torre, Economista en Jefe del Banco
Mundial para América Latina y el Caribe, declaró que “el hecho de que
existan tantas empresas pequeñas puede ser el síntoma de un desequilibrio
dañino: demasiados firmas con poco potencial de crecimiento y una escasez de lo
que llamamos emprendedores ‘transformacionales’, que son esenciales para la
generación de puestos de trabajo de calidad y el aumento de la productividad”.
Añadió
que “cuando comenzamos a explorar este desequilibrio encontramos detrás de él
una insuficiente motivación para innovar en la región entre las firmas grandes,
que son precisamente aquellas que necesitan crecer para generar buenos
empleos”.
De
acuerdo con el informe, un emprendedor exitoso es aquel que transforma las
ideas en empresas comerciales rentables —un proceso que requiere la capacidad
de innovar, introducir nuevos productos y explorar nuevos mercados. La
generación de puestos de trabajo de calidad obedece mayormente a estos
emprendedores, aunque este proceso tiene mucho menos vigor en América Latina
que en otros lugares. Las firmas exitosas permanecen siendo pequeñas en la
región. Aquellas con 40 o más años de actividad emplean a alrededor de 110
personas en la región, mientras que en Asia Oriental emplean a cerca de 170, en
Europa oriental a alrededor de 220 y en países de alto ingreso, a 250.
El
informe encuentra que la realidad empresarial en América Latina se ve
entorpecida por la baja innovación.
Las
empresas latinoamericanas introducen productos nuevos a un ritmo menor que las
empresas de otras regiones en desarrollo. Países como Ecuador, Jamaica, México
y Venezuela introducen o desarrollan productos nuevos a un ritmo que es menos
de la mitad que en países como Tailandia o Macedonia.
Con
la excepción de Brasil, que invierte el 1 por ciento de su PIB en Investigación
y Desarrollo (I+D), en promedio la región invierte mucho menos (por debajo del
0,5 por ciento), es decir un tercio el nivel de China y un cuarto el nivel de
los países de ingreso alto. Más aun, el gobierno, en contraste con el sector
privado, lleva a cabo la mayor parte de la inversión latinoamericana en este
ámbito.
No
sorprende entonces que la región vaya a la zaga de otras en términos de
patentes. En Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras, Guatemala y Perú, el
número de patentes por millón de habitantes es menor a uno, muy por debajo de
lo que debería ser para su nivel de desarrollo.
Una
nueva investigación patrocinada por el Banco Mundial respecto a prácticas de
gestión halló que las empresas que emplean 100 personas o menos no utilizan los
sistemas más actualizados de gestión de talento basado en desempeño. Los datos
de la encuesta revelan que la proporción de empresas familiares (que en
promedio tienden a estar peor gestionadas que las empresas que se comercializan
públicamente) en América Latina prácticamente duplica a la de Estados Unidos.
Quizás
lo más sorprendente sea que incluso las empresas más grandes de América Latina
sufren de esta falta de innovación, según el informe. Incluso en las
principales naciones exportadoras de la región, como Chile, Colombia y México,
el porcentaje de empresas que eligen exportar es mucho menor que lo esperado
dado su nivel de desarrollo.
Las
multilatinas del sector manufacturero en promedio invierten apenas 0,06 dólar
por cada 1000 dólares de ingreso en I+D. Mientras tanto, las multinacionales
invierten 2 dólar por cada 1000 dólares en China y 2,6 dólares por cada 1000 dólares
en países de ingreso alto. Incluso las filiales de corporaciones
multinacionales en América Latina y el Caribe tienden a ser menos innovadoras.
Para
prosperar, estos emprendedores requieren de un ambiente económico e
institucional favorable que acentúe los resultados esperados de sus ideas
innovadoras. Fortalecer el capital humano, alentar la competencia y mejorar los
derechos de propiedad intelectual también puede ayudar a inclinar la balanza.
En
los últimos años, las políticas latinoamericanas se han enfocado en la
asistencia a pequeñas y medianas empresas. Pero estos esfuerzos también deben
dirigirse a las nuevas empresas. Es un
pequeño sub grupo de las las empresas jóvenes el que suele crecer,
plantea el informe.
Por
suerte se avizoran ciertos desarrollos prometedores. Las agencias de promoción
de exportaciones están ayudando a empresas exportadoras en varios países,
mientras que los avances científicos han transformado definitivamente la
agricultura en otros. Cuando enfrentan competencia, las firmas dinámicas en la
región exploran nuevos mercados de exportación. El surgimiento de multilatinas
es un desarrollo positivo con respecto a décadas anteriores.
El
directivo, indicó que “me complace saber que ahora los tomadores de decisiones
de la región son mucho más capaces de centrar esfuerzos y recursos para
fomentar el crecimiento”, dijo De la Torre. “Luego de años de lidiar con
debilidades macrofinancieras, ahora pueden centrar sus esfuerzos en construir
las bases para el crecimiento de la productividad”.
Los emprendedores
transformacionales serán cruciales en este esfuerzo y si bien no existe un
número ideal de éstos para una sociedad, el hecho es que el futuro de América
Latina dependerá de contar con muchos más.
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