Adalberto
Noyola Robles, director del Instituto de Ingeniería (II) de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), afirmó que en el país sólo el 20 por ciento de las
aguas residuales son tratadas y el resto es destinado al riego.
Refirió
que datos de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) señalan que, en México,
existen 2,029 plantas de tratamiento de aguas residuales en operación, las
cuales han tratado 42 por ciento de los 209.1 metros cúbicos sobre segundo
(m3/s) de este tipo de agua recolectada.
Pero,
a pesar de dicha cantidad tratada, afirmó que la infraestructura utilizada para
tratar aguas residuales no siempre es la adecuada, ya que gran parte de la
tecnología utilizada para esta actividad desprende Gases de Efecto Invernadero
(GEI), aunque también precisó que tal consecuencia depende de la operación que
se le dé a la planta.
El
porcentaje de agua tratada y las consecuencias ante un mal uso de la
infraestructura son resultado de los primeros datos obtenidos del estudio
denominado Reducción de la Emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el
Tratamiento de Aguas Residuales de América Latina y el Caribe, proyecto en el
que trabajan conjuntamente la UNAM y el International Development Research
Centre (IDRC).
Los
países abordados en este estudio fueron México, República Dominicana, Colombia,
Brasil, Guatemala y Chile, con la ayuda de consultores en cada uno de ellos, y
el uso de información pública de las páginas de Internet de los organismos
encargados de administrar el recurso.
Se
encontró que las tecnologías más empleadas son las lagunas de estabilización,
seguidas por lodos activados y reactores tipo UASB (Upflow Anaerobic Sludge
Blanket), que representan 80 por ciento de la infraestructura de tratamiento de
aguas residuales municipales en América Latina y el Caribe.
De
acuerdo con el análisis, se determinó que los escenarios que generan menos
emisiones totales de GEI son los tratados mediante UASB, sólo si el biogás es
correctamente captado y quemado. No obstante, las lagunas de estabilización
tienen alto potencial de mitigación, porque pueden cubrirse para recuperar y
aprovechar eventualmente el biogás generado para producir electricidad.
Sin
embargo, Noyola Robles advirtió que es necesario invertir en investigación para
desarrollar tecnologías de mitigación más eficientes, que permitan reducir la
emisión de contaminantes, a través de los sistemas de tratamiento de aguas
residuales.
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