Beatriz
Olivera, Coordinadora de la Campaña CRECE de Oxfam para México y Latinoamérica,
indicó que el futuro del campo debe ser con base al uso de la agroecología, he
hizo un llamado a los gobiernos latinoamericanos de la región a realizar una
reforma en el campo que impulse este precepto que ha demostrado ser más
productivo y resiliente ante el cambio climático que el paradigma
agroindustrial.
Dijo lo anterior en el marco de
la presentación del Informe de Oxfam “Un nuevo futuro para la agricultura”, en
donde explicó que “el ánimo de transformaciones que
muestran muchos gobiernos de la región, en particular el mexicano, no ha tocado
todavía al campo, que exige un cambio estructural. Si queremos realmente transformar
al país y a toda la región debemos pasar de un paradigma de apoyo a la
agroindustria a un esquema agroecológico, más productivo y sustentable, que
tenga al pequeño productor como eje”.
Destacó la necesidad de superar en el
campo el modelo de producción industrial, que reduce la productividad de la
tierra al degradar el suelo y aumentar las emisiones de carbono, lo que
contribuye al cambio climático; afectando a la biodiversidad y la salud humana
por el uso masivo de pesticidas e incrementando los costos de los insumos.
En
comunicado de prensa, Olivera recordó que actualmente en
América Latina y el Caribe 47 millones de personas sufren hambre, lo que
demuestra el agotamiento del modelo industrial dominante de producción
agropecuaria. Por ello la necesidad de cambiar la realidad del campo
latinoamericano que perpetua la pobreza de los campesinos.
Por
su parte, Celeste Molina, experta en sistemas alimentarios de Oxfam, indicó que “el modelo industrial de monocultivo
que se promueve en nuestra región es un esquema de principios del siglo XX; ya
se ha comprobado que los modelos agroecológicos, no solamente son más amigables
para con el medio ambiente, sino que también son mucho más productivos. El
futuro del campo en Latinoamérica está en fortalecer y extender la
agroecología”.
La
agroecología es un enfoque científico ampliamente probado sobre el terreno por
agricultores de todo el mundo, que prioriza el equilibrio de los nutrientes del
suelo mediante el reciclado de la biomasa y la gestión de la materia orgánica;
minimizar las pérdidas de luz, aire y agua a través de la captación de agua y
el incremento de la cubierta vegetal; así como la diversificación genética de
los ecosistemas agrícolas, entre otros.
Ejemplificó
que un estudio de vulnerabilidad de cafetales en Chiapas, México, reveló que un
aumento de la variedad de vegetación dentro de las plantaciones permitió
proteger a los cafetales de fenómenos naturales como son los huracanes,
garantizando la productividad. La biodiversidad dentro de la plantación es uno
de los ejes de la agroecología.
“El campo latinoamericano, y
mexicano en particular, necesita un cambio productivo ahora mismo, un cambio
que dé prioridad al pequeño productor y a la sustentabilidad, sobre los
enfoques industriales que generarán un mayor empobrecimiento del suelo, menor
productividad y consecuencias indeseables como expulsión de campesinas y
campesinos, acaparamiento de tierras y migración. Latinoamérica exige un cambio
radical en el modelo agropecuario hacia un paradigma sustentable que permita
erradicar el hambre y mitigar las afectaciones del cambio climático”, concluyó
Molina.
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