Hace
poco más de dos años, un grupo de investigadores tabasqueños presento ante la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) una denuncia por
la muerte de saraguatos mayas (Alouatta pigra), que son atropellados en la zona
de ampliación a cuatro carriles de la carretera federal No.186
Villahermosa-Escárcega, en Tabasco.
No
obstante, ni en ese momento ni ahora ha ocurrido nada que impida estos animales
continúen siendo masacrados, a pesar de “estar protegidos” por las leyes y el
estado mexicano de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
Ello
fue denunciado por el biólogo, Juan Carlos Sánchez-Olmos, quien detalló que ante este caso la ciudadanía puede
cuestionarse ¿Por qué es tan importante su seguimiento? Y respondió que existen
varias razones para continuar apelando a la atención de la nación y la
respuesta de las autoridades ambientales. La más importante es que los
saraguatos son monos de gran importancia para la regeneración de los
ecosistemas tropicales y su presencia es un indicador del grado de conservación
del hábitat.
Pero también, porque en este caso
quedan expuestos los errores y omisiones en las que incurrió la Dirección para
el Desarrollo de la Infraestructura Multimodal de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes del gobierno de Tabasco, en
su calidad de promovente, al elaborar la Manifestación de Impacto Ambiental
Regional (MIA-R); como puede ser constatado en el portal de la SEMARNAT, que en
su capítulo de vinculación con los ordenamientos jurídicos aplicables en
materia ambiental, puede leerse, que para la realización de este proyecto, “no obstante que no hay especies
enlistadas en la Norma, se contemplan actividades de prevención”.
Sin embargo, a pesar de los graves
errores y omisiones manifestados en la MIA-R, la Dirección General de Impacto y
Riesgo Ambiental (DGIRA) de la propia SEMARNAT, autorizó la ampliación de la
obra carretera, como también puede ser verificado en el documento publicado el sitio web de
esta dependencia:
En el cual se señala en las
páginas 7 y 8; de la citada autorización: “Conforme lo manifestado por la
promovente en la MIA-R del proyecto y el análisis realizado por esta
DGIRA, le son aplicables las siguientes Normas Oficiales Mexicanas . . .
NOM-059-SEMARNAT-2001. . . (pero) No se indicó la presencia de especies de
flora y fauna en alguna categoría de riesgo, de acuerdo a la dicha Norma sobre
el trazo del proyecto”
En la página 9 del mismo documento,
en el apartado de Fauna, se señala información obtenida por la promovente, con
los componentes bióticos del Sistema Ambiental Regional (SAR), que incluye una
lista con las especies más representativas; pero omite al saraguato maya
(Alouatta pigra). En el párrafo siguiente indica que la carretera no afectará
el sistema Lagunar Catazajá, donde “se podrían” encontrar saraguatos (Alouatta
pigra). Además en el punto 2 de las CONDICIONANTES (Página 16), mencionan que
“la promovente deberá presentar una propuesta para llevar a cabo Acciones de
Protección de Fauna”.
No
obstante, los hechos demuestran una realidad diferente, porque siempre ha
existido presencia de saraguatos
y otras especies de fauna silvestre, tanto en el SAR como en el área de
Influencia del proyecto, mismas que no fueron tomadas en cuenta por nadie. Esta
situación es una evidencia de que, ni el promovente ni la DGIRA, han
comprendido que la MIA no es un trámite burocrático; sino un instrumento
preventivo para evitar las contingencias. Como son los atropellamientos que
están ocurriendo, que al día de hoy han ocasionado la muerte de al menos 25
saraguatos y un elevado número de animales de otras especies más. Otra
conclusión podría ser que el
instrumento normativo no funciona. Entonces cabe reflexionar ¿para qué lo
exigen las autoridades ambientales? Aun cuando la ley señala su cumplimiento,
las autoridades ambientales no cumplen con su trabajo y evalúan lo que se
presente, sin verificar la veracidad de la información ¿De qué sirve denunciar
si PROFEPA no hace su trabajo?
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