Los productos del mar aportan una
considerable cantidad de proteína animal a la alimentación de las personas en
todo el mundo y 12% del sustento de la población mundial depende en forma directa
de la pesca y la acuicultura, de ahí la importancia que los océanos estén sanos
para saciar el hambre mundial.
Sin embargo, el impacto del cambio
climático, la contaminación marina por desechos plásticos, la pesca ilegal y la
acidificación acechan al océano y su biodiversidad, confirmó la segunda
conferencia internacional Nuestro Océano, realizada
en Chile, en donde 56 países se comprometieron con 80 iniciativas sobre
conservación y protección marina que superan los 2,100 millones de dólares y
abarcan más de 1.900 millones de kilómetros de océanos, destacó el ministro chileno de
Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz.
El canciller local y su par
estadounidense, el secretario de Estado John Kerry, fueron los
anfitriones del encuentro, que tuvo su primera versión en 2014 en Washington.
En una de las principales conclusiones
de la conferencia, el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva,
advirtió que la salud y productividad del océano serán claves para alcanzar la
Agenda 2030 y la erradicación del hambre.
Dijo que “los recursos marinos y
acuáticos son finitos. El océano no tiene una capacidad infinita para soportar
las amenazas que afrontan en la actualidad: la explotación excesiva de los
recursos, el cambio climático, la contaminación, la pérdida de hábitat”. Y
enfatizó que “la salud del océano es clave en la erradicación del hambre y una
condición esencial para el desarrollo mundial”.
Según la FAO el pescado es un alimento
muy nutritivo y un valioso complemento de una dieta en la que falten otras
vitaminas y minerales fundamentales. Se calcula que cerca del siete por ciento
de la proteína animal que comemos proviene de la pesca y la acuicultura. Esa
cifra supera 20% en algunos países, en particular los pequeños estados
insulares.
Además de ser la fuente de empleo de
unos 1.000 millones de personas. Ejemplo de ello es América Latina y el Caribe
existen más de dos millones de pescadores artesanales o de pequeña escala que
generan ingresos por unos 3.000 millones de dólares anuales, según cifras de la
intergubernamental Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero (Odelpesca).
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