Los
padecimientos del corazón ocupan un lugar importante como causa de muerte. Se
calcula que 27 por ciento de los fallecimientos a escala global se deben a
ellos; de ese total, un buen número corresponde a enfermedades coronarias y
vasculares cerebrales, refirió Rubén Argüero Sánchez, jefe del Servicio de
Cardiología del Hospital General de México (HGM) Dr. Eduardo Liceaga.
El
académico de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) explicó que entre las principales causas de fallecimientos se
encuentra el ataque al corazón, el derrame cerebral y la presión arterial
elevada. “Es una realidad incontrovertible. No menos de 17 millones de personas
mueren en el mundo por problemas relacionados con ese órgano”. Además, esto
cobra importancia creciente en estos días.
En
el país más de 95 mil defunciones se vinculan a la hipertensión, enfermedad
coronaria y al síndrome de insuficiencia ventricular izquierda. “Estas son
causas importantes de decesos, por eso se considera la epidemia de la sociedad
contemporánea”.
Argüero
Sánchez refirió que el corazón es un músculo de escasos 800 gramos, pero capaz
de mover cinco litros de un líquido cinco veces más viscoso que el agua, acción
que realiza por medio de “tubitos”, arterias y capilares, equivalentes a 80 mil
kilómetros de conductos de diferentes diámetros. Ese recorrido no sólo se hace
en menos de un minuto, sino contra gravedad, independientemente de la posición
que tenga el individuo.
Se
contrae cuatro mil veces por hora, 100 mil por día y 40 millones por año; es un
órgano extraordinario, una máquina maravillosa que empieza a trabajar desde
antes de nuestro nacimiento, pero a la cual nunca le hacemos caso, dijo.
Los
padecimientos relacionados pueden afectar el pulmón, por eso se les debe llamar
en muchas ocasiones enfermedad cardiopulmonar, remarcó. En otras, están
vinculadas con el territorio cerebral.
El
especialista y autor del primer trasplante de corazón realizado en México (Centro
Médico La Raza, 21 de julio de 1988) recordó que en siete de cada mil
nacimientos se presenta alguna malformación congénita grave.
Al
alcanzar la cuarta o quinta década de la vida el padecimiento más común es la
enfermedad de las arterias coronarias, “que los médicos llamamos cardiopatía
isquémica”, a consecuencia de la hipertensión o el consumo de tabaco.
Es
el precio de vivir muchos años: el depósito de “grasa” en la pared de las
arterias, que disminuye la luz de las mismas, en particular, las pequeñas, las
coronarias.
Todos
estos males comparten, en lo general, algunos signos y síntomas; por ejemplo,
si falla el lado derecho del corazón se hinchan los pies, el abdomen se llena
de líquidos, las venas del cuello se engrosan, incluso tienen latido, “que es
lo que llamamos ingurgitación yugular”, y el paciente no puede dormir en
posición horizontal, tiene que usar muchas almohadas. Cuando falla del lado
izquierdo, el primer síntoma es la falta de aire o disnea.
Para
el experto, en los casos posibles lo ideal es la prevención; si sabemos que una
de las causas de enfermedad cardiaca es la hipertensión y que ésta se vincula
de manera estrecha a la obesidad, y ambas a las cifras elevadas de lípidos y
diabetes, debemos estar conscientes de que sí podemos hacer mucho para, por lo
menos, tener mejor calidad de vida.
Desde
niños hay que aprender a no abusar de los alimentos y seguir una dieta
saludable; en los adultos “el sobrepeso tampoco nos va bien”. Si hay
antecedentes familiares de muertes prematuras por problemas de presión
arterial, diabetes o enfermedad cardiaca, la visita al médico debe darse una o
dos veces al año.
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