En
el Departamento de Oceanografía Física del CICESE en Baja
California, un equipo de científicos y modeladores está impulsando
el aprovechamiento de energía a partir de corrientes marinas y de
mareas en el Golfo de California, un mar regional de gran importancia
en este país y con alto potencial en el desarrollo de este tipo de
energías renovables.
Este
grupo de investigadores integrado por Vanesa Magar, Manuel López
Mariscal, Arturo Ocampo Torres y Fernando Miranda, de Oceanografía
Física de este centro, viajó a Punta Remedios, un sitio localizado
al norte de Bahía de los Ángeles, para instalar un instrumento
oceanográfico que durante seis meses medirá la velocidad de las
corrientes a distintas profundidades, proporcionando la información
básica que ratificará, o no, su factibilidad como “punto
caliente” en el gran mapa regional de recursos mareomotrices y de
corrientes marinas que quieren generar.
Vanesa
Magar estableció que en el CICESE ha tenido mucho interés en
desarrollar las energías renovables marinas para aplicaciones en el
noroeste del país, y en el Golfo de California se sabe que hay
potencial para extracción de energías a partir de corrientes y de
mareas.
Descartó
que en el golfo se pueda aprovechar la energía del oleaje de forma
eficiente pues, por su geometría, no entra el swell,
que es el oleaje
que se genera a distancia y que se propaga como ondas dispersivas.
Por eso, cuando llega a las costas, lo hace periódicamente, como un
tren de ondas muy marcadas, que rompen una tras otra. Por tener menor
“ruido” (periodo y longitud de onda similares, principalmente)
son las más aprovechables para extraer energía, a diferencia del
oleaje generado localmente, cuyas componentes son aleatorias.
Pero
lo que sí se puede aprovechar en el Golfo de California son las
energías de corrientes de marea, que se han estudiado en el CICESE
desde los años 80 y 90. Y también son aprovechables las corrientes
marinas, aunque éstas no se han estudiado tanto como las de marea.
Declaró
que “en el Golfo de California hay muchas constricciones en la zona
de las grandes islas, que hacen que esas corrientes se aceleren por
el efecto embudo. Y eso también se conoce, sólo que actualmente las
tecnologías pueden aprovechar solamente la energía en zonas
relativamente someras. Nuestro departamento tiene muchísima
experiencia estudiando los umbrales y estudiando la dinámica del
golfo en general, a bajas resoluciones, como de un kilómetro por un
kilómetro, pero a resolución más local, para la que necesitas
tener modelos con resoluciones del orden de metros, se conoce muy
poco en realidad. Y para aplicación de extracción de energía se
necesita tener ese tipo de datos a nivel local”.
Explicó
que el instrumento que colocaron fue un ADCP (acustic
doppler current profiler),
que manda un pulso acústico y que por efecto doppler, puede medir
las velocidades en diferentes puntos en la vertical. Es un
instrumento que solamente mide en un punto, y en ese punto se tiene
la distribución de velocidades sobre toda la columna de agua.
Añadió
que “lo fuimos a instalar en mareas muertas y quedó a 18 m de
profundidad en ese momento. La marea tiene oscilaciones como de 4
metros de rango en esa zona, y en mareas muertas es cuando el rango
es menor. En mareas vivas hay más rango; probablemente esté a 25
metros de profundidad en estas mareas”.
Sobre
el tiempo que va a estar funcionando dijo que en mayo de 2016 están
considerando recogerlo. “Para hacer mediciones más robustas
deberíamos tener un instrumento fijo por un año para poder extraer
toda la señal de marea con buena resolución. Pero con seis meses es
suficiente para obtener sus componentes principales, estudiarlos y
ver cómo se comportan”.
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