Se estima que la obesidad es responsable de
1 a 3 % del total de gastos de atención médica en la mayoría de
los países (de 5 a 10 % en Estados Unidos) y que los costos
aumentarán rápidamente en los próximos años debido a los
padecimientos relacionados con esta enfermedad. En el caso de México,
se estima que la atención de enfermedades causadas por la obesidad y
el sobrepeso tiene un costo anual aproximado de 3,500 millones de
dólares.
De acuerdo con
una investigación realizada por la empresa
Saludable (realizada a
10 mil empleados), se reveló que 70% de los trabajadores presentaban
dichas enfermedades,
mientras que el 30% presentaba colesterol
elevado, un 20% padecía hipertensión
arterial y 30% registraba depresión.
Al
respecto, el doctor David Montalvo
Castro; presidente del Colegio Mexicano de Bariatría AC., y director
general de la clínica Be Care Medical Center, explicó que las
serias complicaciones que la obesidad provoca a las personas que la
padecen son bien conocidas, tales como la diabetes, hipertensión
arterial, entre otras, enfermedad que en nuestro país afecta a más
de 41 millones de personas. Pero poco se habla de los inconvenientes
que enfrenta el obeso en su vida cotidiana, los cuales pueden ser
devastadores, provocándole frustración, hundimiento, aislamiento y
tristeza.
Comentó que en la
actualidad, el mundo se derrumba para quienes sufren de obesidad y
sobrepeso, sufriendo una especie de discriminación en el trabajo por
no lucir una figura esbelta. Eso aunado a problemas crónicos que la
enfermedad conlleva y que afectan la productividad laboral:
Explicó que “en
el paciente obeso el diafragma tiene que hacer una contracción
frente a una gran resistencia para meter aire a los pulmones, lo cual
no se logra completamente, puesto que se tiene una ventilación
superficial con la cual no se renueva el aire en sus pulmones,
encontrándose enrarecido y con un bajo porcentaje de oxígeno. Esto
trae como consecuencia que la sangre no se oxigene correctamente, y
que todos los órganos, aparatos y sistemas trabajen en un ambiente
interno de bajo contenido de oxígeno, manteniendo un metabolismo
basal bajo”.
El especialista
comentó que el obeso se comporta habitualmente con una fijación o
regresión oral, es decir, busca la satisfacción a través de la
comida para calmar la angustia y ansiedad. Lamentablemente, la
persona corpulenta es blanco de constantes agresiones verbales y de
severos estereotipos por parte de terceros.
Destacó que “el
obeso vive en un mundo hostil que no está hecho a su medida. Las
empresas y las personas no tienen en mente hacer, por ejemplo,
espacios para los obesos, banquetas especiales, sillas acordes a su
tamaño y peso en restaurantes, cine o en transportes -avión,
camión, auto-, o simplemente fabricar ropa y calzado de su talla”.
Apuntó que la
angustia más grande que puede vivir un obeso es su diálogo interno,
es el crítico más duro y agresivo que se humilla a sí mismo -“soy
un cerdo, soy una ballena, soy una bola inmensa y deforme, soy un
asco”, la mayoría de las veces usando palabras soeces. Sufre en
todos los sentidos al mirar su imagen reflejada en espejos,
aparadores o vitrinas.
Aunque en México el grupo
de personas con sobrepeso y obesidad son mayoría, el médico comenta
que se comportan socialmente como una minoría en desventaja. Sabe
que en el mundo laboral tendrá mejores posibilidades de desarrollo
una persona esbelta y con buena apariencia que una corpulenta. Son
personas que no ejercen su superioridad numérica para exigir, por
ejemplo, la confección de ropa de su talla, la instalación de
asientos amplios en transporte público y salas de espera en
edificios, el reconocimiento de su enfermedad como causa de
incapacidad laboral, la disponibilidad de un servicio médico
especializado en bariatría en las instituciones de salud, etcétera.
“Podemos concluir
que la obesidad es una enfermedad devastadora en todas las áreas
para el ser humano. Estamos viviendo el inicio de una pandemia con
repercusiones mucho mayores de lo imaginado. Se requiere de
profesionales de la salud con un alto nivel de especialización para
poder frenar el avance de este problema. La comprensión y el
conocimiento profundo del paciente obeso son indispensables para
ofrecerle una atención integral y no solamente orgánica de su
enfermedad”, indicó.
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