Con el propósito de conocer la percepción de los
habitantes de esta entidad en el Pacífico mexicano sobre el medio
ambiente y el cambio climático, en la Universidad de Colima (Ucol)
investigan las conductas protectoras para conservar la naturaleza.
Se
recordó que el doctor en fisiología egresado del Centro
Universitario de Investigaciones Biomédicas (CUIB), Zian Julio
Aguirre Taboada, realizó la investigación Percepción del ambiente
y del riesgo en los habitantes del estado de Colima, centrada en el
área de psicología ambiental.
Quien
indicó que “he buscado la relación de los procesos psicológicos
como la atención, percepción, aprendizaje, memoria y emociones
relacionados con las conductas protectoras del medio ambiente”.
El
profesor investigador de la Facultad de Piscología dijo que le
preocupa no solamente lo que está pasando en el planeta sino en el
estado, en donde se está degradando el medio ambiente por la
deforestación y contaminación ambiental.
Indicó
que desde hace varios años realiza una caracterización y
diagnóstico de cómo perciben los colimenses su relación con el
medio ambiente y con su entorno, así como las conductas de consumo
porque son las que generan los residuos.
Es
trascendente conocer a fondo el ambiente, el clima que está siendo
modificado por las actividades humanas y cómo interactúa la gente
con este, además de saber que existen factores de riesgo de origen
natural y antropogénico.
Indicó
que “la investigación relaciona la percepción ambiental como un
proceso psicológico básico”, puntualizó Aguirre Taboada, quien
dio a conocer que actualmente analiza las emociones relacionadas con
las conductas protectoras del ambiente por medio de
electroencefalografía y electromiografía, que es el registro
eléctrico de la respuesta muscular, para relacionar las expresiones
faciales asociadas a las emociones de las personas que observan
imágenes de ambientes deteriorados o conservados.
Con
ello, en la última fase del trabajo entrevistará a un grupo de
ambientalistas y no ambientalistas para realizar correlaciones
intergrupales y comparaciones para desencadenar una respuesta
emocional que permita concienciar sobre la crisis ambiental. “La
intención es saber si por el lado emocional es más fácil convencer
a las personas de que debemos cambiar de actitud hacia el medio
ambiente, es decir, involucrar nuestros sentimientos con el entorno”,
recalcó.
Entre
los resultados, señaló que las personas perciben su ambiente como
el entorno más próximo, la casa, pero no consideran como su entorno
el área de trabajo o la ciudad en donde viven.
Una
de sus hipótesis es que la educación ambiental como fue creada en
1970 ha fracasado en México debido a la actual crisis ambiental.
“¿Por qué no tenemos conciencia de lo que estamos haciendo? Todo
es un problema de educación y del diseño de los programas
educativos. La educación ambiental debe formar parte del currículum
y debe regresarnos a conocer cuáles son nuestros orígenes”,
enfatizó.
En
esta investigación ha trabajado con niños de 10 a 12 años,
adolescentes de 12 a 15 años, que cursan la secundaria, y de 16 a 18
años, en nivel preparatoria, así como estudiantes del nivel medio
superior y población en general.
Por
medio de una serie de dibujos se percató que los niños tienen una
percepción o conceptualización de la naturaleza que no corresponde
a su entorno. Por ejemplo en Manzanillo, en donde realizó las
pruebas en dos escuelas, una pública y una privada, los menores de
edad en vez de dibujar palmeras, esbozaron árboles de manzana o
prefirieron dibujar parques en vez del mar. “Los niños no conviven
con la naturaleza, están en casa viendo televisión o con los
videojuegos”, comentó.
Mientras
que a los adolescentes de secundaria no les importa el medio
ambiente, lo que se entiende por la etapa de desarrollo psicológico
que atraviesan a esa edad en donde están buscando su identidad; en
preparatoria son más conscientes del medio ambiente y en el caso de
los universitarios, algunos están preocupados y otros no le dan
importancia a este tema.
Dijo
que “la mayoría de la gente no se percibe en riesgo y no distingue
el ambiente más allá de lo que es su casa”, reiteró Aguirre
Taboada, quien se manifestó para que la población tenga un cambio
de actitud en lo que se refiere a la basura y el desperdicio de agua,
así como en el consumo de productos que no se reciclan.
Por
su parte, la doctora en ciencias sociales, Rosalba Thomas Muñoz, del
Centro Universitario de Gestión Ambiental (CUGA) de la Ucol, quien
realiza una investigación sobre la percepción de los colimenses
respecto al cambio climático y los riesgos asociados a esta
problemática ambiental como parte del Programa Estatal de Acciones
ante el Cambio Climático de Colima (PEACC).
Dijo
que “este programa tiene como finalidad brindar un diagnóstico a
los tomadores de decisiones del gobierno del estado y municipios
sobre diversos temas como calidad del agua, cambio de uso de suelo,
biodiversidad y gestión de recursos hídricos, entre otros tópicos”.
Añadió
que “en esta investigación justificamos la necesidad de una
estrategia de comunicación del cambio climático, por lo que hicimos
un estudio en todo el estado sobre qué opina la gente en relación
al cambio climático y qué percepción tienen de este problema
ambiental”.
Ella
reconoció que es difícil que la gente relacione el concepto del
cambio climático, que es complejo, con las actividades de su vida
cotidiana, por ello entrevistaron a personas de sectores productivos
como pescadores, agricultores, comerciantes y prestadores de
servicios para conocer qué acciones llevan a cabo en relación con
el cambio climático.
Resaltó
que “si les preguntas qué es cambio climático y qué
consecuencias hay no van a saber, pero si les preguntas en su vida
cotidiana cómo han sentido ese cambio en el clima sí saben, por eso
es importante que ellos conozcan que esta situación tiene que ver
con las decisiones que se están tomando a nivel internacional,
nacional, estatal y local”.
Dijo
que entre los entrevistados algunas personas todavía relacionan el
temporal de lluvias con una fuerza divina. De ahí el nombre de la
investigación Si Dios quiere, una percepción del cambio climático
en Colima.
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