A tan sólo unas semanas de iniciar a
preparar la tierra para la próxima temporada agrícola, unos 23 millones de
personas en África austral necesitan con urgencia ayuda para producir alimentos
suficientes y evitar por tanto depender de la ayuda humanitaria hasta mediados
de 2018, advirtió la FAO.
Por ello, la FAO, desarrolla un plan de
respuesta que tiene como objetivo garantizar que se provee a los pequeños
campesinos, pastores y grupos agropastoralistas de semillas, fertilizante,
aperos y otros insumos y servicios -incluyendo apoyo a la ganadería- para hacer
frente a los efectos devastadores en la región de la sequía provocada por El
Niño. Pero, para dicha implementación se requiere de al menos 109 millones de
dólares para proporcionar este apoyo con urgencia.
Los agricultores deberían ser capaces
de plantar antes de octubre y de no hacerlo, habrá otra cosecha reducida en
marzo de 2017, lo que afectará gravemente a la seguridad alimentaria y
nutricional y a los medios de subsistencia en la región, según la FAO.
Dos temporadas consecutivas de sequía
-incluyendo la peor en 35 años que se ha vivido en 2016- han golpeado con
especial fuerza a las familias vulnerables de las zonas rurales, haciendo subir
los precios del maíz y otros alimentos básicos.
Como resultado, se espera que casi 40
millones de personas en la región se enfrenten a la inseguridad alimentaria en
el punto álgido de la próxima temporada de carestía, a principios de 2017.
Todos los países de África austral se ven afectados.
Al respecto, David Phiri, Coordinador
Subregional de la FAO para África austral, comentó que "los altos niveles
de desempleo y el estancamiento económico significan que la principal forma que
tiene la gente de acceder a alimentos es a través de los que ellos mismos
producen. Ayudarles a ello es vital en una región en la que al menos el 70 por
ciento de las personas dependen de la agricultura para su sustento".
El plan de respuesta de la FAO
comprende 10 países - Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Namibia,
Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe - que solicitaron
asistencia específica.
Cabe mencionar que el impacto de El Niño se sigue haciendo notar, y se espera que los efectos de la sequía lleguen a su nivel máximo durante la temporada de carestía, entre enero y marzo de 2017, según la FAO.
Cabe mencionar que el impacto de El Niño se sigue haciendo notar, y se espera que los efectos de la sequía lleguen a su nivel máximo durante la temporada de carestía, entre enero y marzo de 2017, según la FAO.
Las malas cosechas generalizadas han
agravado la malnutrición crónica en la región. Se señala que solo en Botswana,
Swazilandia, Sudáfrica, Namibia y Zimbabwe han muerto más de 640 000
cabezas de ganado por la sequía, que ha originado falta de pastos y agua y
brotes de enfermedades.
La FAO insta a realizar inversiones
para equipar a las comunidades con capacidad de producir semillas y forraje
tolerantes a la sequía, junto con las tecnologías agrícolas climáticamente
inteligentes como la agricultura de conservación. El objetivo es permitir
a las familias rurales aumentar su resiliencia y prepararse ante crisis
futuras.
Se espera que a finales de este año se
produzca la contraparte del fenómeno de El Niño, La Niña, que podría traer
abundantes lluvias que serían positivas para la agricultura, pero que obligan a
tomar medidas para contrarrestar el riesgo de inundaciones que pueden destruir
los cultivos en pie y amenazan a la ganadería, haciéndola más vulnerable a las
enfermedades. Entre las medidas clave figuran reforzar los márgenes de los
ríos, construir pequeñas presas para reducir las riadas y almacenar variedades
de cultivos de ciclo corto que puedan plantarse tras la retirada de las aguas y
que permitan obtener una cosecha suficiente.
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