Rafael Calderón Contreras, académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad
Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, ubicada en el
poniente de la capital mexicana, dijo que de acuerdo con un diagnóstico que
realizó sobre la cantidad, calidad y diversidad de las áreas verdes de la zona
metropolitana del valle de México, encontró que 32 por ciento del territorio se
conserva natural.
De
ese total, especificó, 8.2 por ciento es de alta calidad y está concentrado al
sur de la ciudad, en arbolados, bosques y parques urbanos, mientras 91.8 por
ciento es de baja o mediana calidad, con escasa diversidad.
La
degradación ambiental de ecosistemas es una creciente preocupación para América
Latina, ya que los espacios citadinos dañan severamente el entorno natural, por
ello la resiliencia urbana es la diferencia entre una ciudad plena y una
colapsada, afirmó el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM).
El
investigador, integrante de la Red Internacional de Inteligencia Territorial,
expuso que la resiliencia urbana es la capacidad humana para resistir los
embates de un impacto extremo, mediante un cambio sistémico y como una solución
a la crisis ambiental de las ciudades.
Sirven de poco
las columnas verdes y jardines en azoteas
Explicó
que las plantas colgantes del periférico o la construcción de camellones verdes
carecen de sentido de provisión de servicios socio-ecosistémicos, ya que debajo
de las plantas hay una plancha de tierra, seguida de sustrato volcánico, luego otra
capa de concreto y una más de asfalto, impidiendo la filtración de agua indispensable
para la recarga de mantos acuíferos.
Esto
ejemplifica el incremento de infraestructura verde carente de impacto ambiental,
además de eliminar posibilidades reales de resiliencia como sí lo sería la plantación
de árboles frutales, que además de producir alimentos para la ciudadanía, regulan
la temperatura ambiental, agregó el también miembro de la Red de Investigación
sobre Resiliencia en Sistemas Socio-Ecológicos en México.
A
pesar de que la resiliencia va tomando fuerza mediática se requiere incrementar
la investigación sobre la importancia de áreas protegidas desde una perspectiva
de resiliencia metropolitana, más allá del enfoque biológico y eco-sistémico, para
mantener la diversidad ecológica necesaria.
El
también coordinador del Laboratorio de Análisis Socioterritorial de la Unidad
Cuajimalpa de la UAM planteó el incremento de campañas de concientización sobre
la importancia de las áreas naturales protegidas, que son también reservas de
capital social y cultural expuestas al impacto del cambio climático, ya que
sólo la conciencia permitirá la retroalimentación entre la gente y sus espacios
verdes, posibilitando la construcción de resiliencia para deslaves, sequias y
huracanes, así como ante la explosión demográfica.
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