Hace más de 30 años, la empresa Faber-Castell
instauro un proyecto forestal sostenible, que abarcaba unas 10 mil hectáreas de
tierra en el Sureste de Brasil que habían quedado desoladas por la ganadería.
El pino de los bosques de Brasil, de rápido crecimiento y
certificado por el Forest Stewardship Council (FSC), abastece hoy a la mayor
planta de producción de lápices del mundo en São Carlos (SP), que produce más
de dos mil millones de lápices de madera por año.
Este proyecto, destaca por que fue instaurado antes de
que el término sustentabilidad se convirtiera en una palabra de moda, y este
bosque se volvió un caso ejemplar de silvicultura ambientalmente racional,
socialmente responsable y económicamente sostenible.
Que también ha permitido el reasentamiento de especies
vegetales y animales amenazadas. Por esta razón, unas 2.300 hectáreas de bosque
de pinos han quedado en su condición natural y ofrecen una zona de protección ideal para la flora
y fauna en expansión lenta. Para ayudar a esta zona se plantaron más de 40 mil
plántulas endémicas con el fin de proporcionar a los habitantes del bosque su
ingesta nutricional natural.
Lo cual, desembocó en que un grupo de expertos rastrearán
a los animales del bosque para obtener información sobre sus poblaciones y
formas de vida. El equipo de investigación brasileño identificó recientemente
61 tipos diferentes de mamíferos, 232 tipos de aves y 60 reptiles.
Los investigadores estaban particularmente emocionados
cuando, además de especies como el coati, rhea y
la garza
silbante, avistaron al lobo aguará guazú, que se encuentra
actualmente en peligro de extinción. Su hábitat está bajo amenaza específica
debido a la extensión del asentamiento humano, de modo que ya no se puede
encontrar en ciertas áreas de América del Sur.
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