Los bosques y quienes los trabajan son
estratégicos para la conservación de los recursos naturales y el combate del
cambio climático; sin embargo, históricamente las mujeres han estado ausentes
de políticas, programas y financiamientos orientados al sector forestal, cuestión
que puede impedir la correcta mitigación climática.
Se informó que existe poca
información sobre el papel de las mujeres en las actividades productivas; los
proyectos no toman en cuenta la vinculación entre etnia, género y medio
ambiente y el personal técnico no ha sido capacitado ni sabe cómo aplicar el
enfoque de género.
Ante esta realidad, la
Alianza México REDD+ evidencia la desigualdad de género en el sector rural en
sus informes "Igualdad de Género en REDD+. Sistematización y lecciones
aprendidas en el proceso de preparación de México" y "Buenas
prácticas y lecciones aprendidas para la inclusión de la perspectiva de género
y el fortalecimiento de capacidades en actores vinculados a proyectos
REDD+".
En estos documentos se
evidencia que sin las mujeres el combate al cambio climático no será posible:
por el contrario, la incorporación de ellas a este proceso es una oportunidad
para avanzar en el desarrollo y conservación de los bosques.
Según datos de la Comisión
Nacional Forestal (CONAFOR), México pierde 155 mil hectáreas de bosques y
selvas al año debido a la deforestación; 9 mil corresponden a bosques templados
y 146 mil a selvas.
Cabe recordar que los
bosques son uno de los principales reductores mundiales de carbono por su
capacidad de capturar el CO2 atmosférico y
almacenarlo durante largos periodos en sus tejidos; también lo son en el suelo,
al incorporarse a partir de la materia orgánica muerta y descompuesta. Por
ello, los procesos de deforestación y degradación permiten que los ecosistemas
forestales pierdan su condición de captores de CO2, lo que contribuye al cambio
climático.
Durante cinco años, Alianza
México REDD dio seguimiento a la política pública orientada al sector rural y
trabajó con comunidades de Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Campeche, Quintana Roo y
Chihuahua a fin de eliminar los obstáculos que impiden la plena participación
de las mujeres en la conservación de los bosques.
Son principalmente las
mujeres quienes dependen de los recursos que provee el bosque para el bienestar
de sus familias (leña, productos no maderables, suelo, protección del agua,
regulación del clima, biodiversidad). Sin embargo, la mayoría de ellas son
únicamente usuarias y tienen acceso al recurso, pero no participan en el
control y reparto de beneficios.
En el desarrollo de
capacidades para el aprovechamiento y uso sustentable de los productos del
bosque, las mujeres tienen un papel fundamental. Sin embargo, no ser dueñas de
los terrenos limita su acceso a programas y financiamientos y, con ello, se
limitan sus posibilidades de capacitación y participación en los espacios de
decisión comunitarios.
Es vital que las mujeres se
pongan en el centro de las decisiones que se toman con respecto al manejo de
estos recursos, es decir, que se conviertan en co-administradoras y
co-protectoras de ellos. La seguridad en la tenencia de la tierra es un
elemento fundamental para lograr un reparto equitativo de los beneficios del
manejo del bosque.
Se detalló que el Estado
mexicano tiene una obligación nacional e internacional para incorporar la
perspectiva de igualdad de género como eje transversal en las políticas de
medio ambiente en un marco de Derechos Humanos, en concordancia con los
compromisos internacionales asumidos por el país en materia de igualdad de
género, medio ambiente y cambio climático.
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