El ejido Chacchobén, ubicado en el estado de Quintana Roo, en
caribe mexicano, se convierte en la primera localidad del país en obtener su
registro como Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) extensiva,
para la conservación y el aprovechamiento sustentable del cocodrilo de pantano
mediante la modalidad de rancheo.
Este
proyectos se titula “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de
producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”. El
cual, es apoyado por las Autoridades de la Convención Internacional sobre el
Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES) de México: Comisión
Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), Dirección
General de Vida Silvestre-SEMARNAT y Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (PROFEPA), en colaboración con la Responsible Ecosystems Sourcing
Platform (RESP, por sus siglas en inglés)
basada en Suiza.
El
proyecto promueve la producción de pieles de cocodrilo de pantano de alta
calidad, basado en la conservación de las poblaciones de la especie y de su
hábitat mediante UMAs en vida libre.
Estos
espacios alternativos de producción, son manejados por las comunidades locales
y respaldados por actividades de monitoreo mediante las cuales se establecen
cuotas de aprovechamiento sustentadas científicamente. Durante el rancheo, se
recolecta una cantidad determinada de huevos del medio silvestre para llevarlos
a incubadoras en las cuales la mortandad natural del 90%, se convierte en una tasa
de supervivencia de hasta el 90%.
La
metodología es respaldada por el Grupo de Especialistas en Cocodrilianos en
México (GEC). La asociación cuenta con 75 miembros quienes colaboraron con
autoridades mexicanas en la elaboración del “Protocolo de rancheo para el
cocodrilo de pantano en México”, considerando la experiencia de programas de
manejo similares en otras naciones así como consultas con expertos
internacionales.
El
modelo ha mostrado ser efectivo en varios países como Argentina, Brasil,
Colombia, Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, para promover el desarrollo
sustentable de comunidades rurales, con una producción que asciende a centenares
de miles de ejemplares anuales.
Las
cuatro líneas principales de acción de este proyecto son: 1) Monitorear las
poblaciones en sitios permanentes del estado. 2) Incluir en el sistema de
monitoreo a 19 lagunas adicionales con potencial de rancheo. 3) Proveer al ejido
Chacchobén de equipamiento e infraestructura. 4) Reforzar la infraestructura de
la granja Cocodrilia, incluyendo
capacitación de personal y acompañamiento durante tres años para realizar el
proyecto.
Es
importante resaltar, que el proyecto, no contempla la cacería de cocodrilos ni
el aprovechamiento de ejemplares provenientes del medio silvestre; se basa
únicamente en la recolección-extracción de huevos.
La
UMA venderá su producción a la granja Cocodrilia
(UMA intensiva/criadero) para la obtención de pieles de exportación de alta
calidad, mediante convenios específicos de consentimiento informado previo y
reparto justo de beneficios.
En
esta primera etapa del proyecto, la comunidad de Chacchobén se comprometió a conservar
y restaurar un área de 4,686 ha de selva baja subperennifolia, humedal, tular y
pastizal como hábitat para el cocodrilo de pantano. La labor tendrá la
participación activa de la comunidad, quien durante la visita manifestó su
interés en iniciar actividades lo antes posible.
Se
espera que los resultados del “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas
de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México” puedan
ser replicados en otras zonas del área natural de distribución del cocodrilo de
pantano a nivel nacional, incrementando el número de hectáreas de hábitat sujeto a manejo y protección.
El
también llamado cocodrilo de Morelet, se distribuye naturalmente en la costa
del Golfo de México, desde Tamaulipas hasta la Península de Yucatán y Chiapas,
principalmente en zonas de manglar, ríos y pantanos.
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