La vida silvestre es un recurso
vital desde el punto de vista ecológico, cultural, económico, político,
recreativo y científico. A pesar de ello, en las últimas cuatro décadas el
hombre ha llevado a muchas especies y ecosistemas al borde de la desaparición.
El estimado de especies de plantas y animales
silvestres amenazadas o en peligro de extinción es de alrededor de 30 por
ciento, afirmó Lázaro Guevara, investigador del Instituto de Biología(IB) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Entre los ecosistemas impactados se puede mencionar a
los sistemas marinos, que enfrentan serios problemas como la sobreexplotación
de especies, contaminación y cambio climático, que no sólo modifican la acidez
de las aguas, sino que incrementan el riesgo de desaparición de organismos como
corales, moluscos, equinodermos, crustáceos y fitoplancton.
Guevara afirmó que los océanos son imprescindibles,
pues regulan el clima, producen la mitad del oxígeno que respiramos,
proporcionan nutrición a más de tres mil millones de personas y absorben 30 por
ciento del dióxido de carbono que se libera a la atmósfera y 90 por ciento del
calor ocasionado por el cambio climático.
A pesar de su importancia, esos entornos se han
convertido en un contenedor gigantesco de basura, dijo el académico. “En fechas
recientes hemos visto el problema de la contaminación por plástico que, según
estimaciones de organizaciones internacionales, es tan grande que es como
vaciar un camión de basura al mar cada minuto”.
En algunos casos están bien documentados los
organismos extintos: por ejemplo, la foca monje del Caribe y el pájaro
carpintero imperial que vivía al oeste de México, la especie más grande de su
tipo y que por sobreexplotación de los árboles y la caza desapareció.
Otro ejemplo es la vaquita marina, uno de los
mamíferos más amenazados del mundo. Su limitada distribución geográfica (de
apenas unos cuatro mil kilómetros cuadrados, en la parte alta del Golfo de
California), las bajas tasas reproductivas y mortalidad derivada de la pesca la
mantienen en la clasificación de especie en peligro de extinción.
Guevara indicó que para muchos es un “muerto
viviente”, pues son tan pocos los individuos que quedan, que asegurar su
supervivencia es un reto sin precedentes. Según el último censo había menos de
30 individuos en estado silvestre, y “como sabemos, la vaquita sólo habita en
el Golfo de California; si muere, desaparece del planeta.
“Este cetáceo ha sido víctima colateral de la pesca
legal e ilegal de totoaba –pez también considerado en peligro de extinción–,
que se comercializa con países asiáticos por las propiedades curativas y
afrodisiacas que se le confieren; la vaquita marina queda atrapada en las redes
de los pescadores y muere ahogada”.
Salvarla no sólo es un problema que debe resolver
México, es un asunto multinacional, enfatizó.
El académico del IB reconoció que, en general, podrían
ser inciertas
las cifras de especies amenazadas o en peligro extinción, “porque
desconocemos la totalidad de las que existen; sin embargo, para algunos grupos
sí está documentado que la proporción es cercana al 50 por ciento”.
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