A finales de
2018, la Real Academia Española incluyó la palabra sororidad en su diccionario
digital. El término, que se venía impulsando desde hace un par de años, significa
‘amistad o afecto entre mujeres’, o ‘relación de solidaridad entre las mujeres,
especialmente en la lucha por su empoderamiento’. En México, un grupo de
mujeres lleva años practicando y promoviendo el nuevo término, gracias a las
abejas y a la miel.
Ejemplo de esto es el proyecto A de Abeja, “el mismo nació en 2015, inspirado en mi mamá y mi abuela, e
inconscientemente creció rodeado de mujeres. Eso creó una red de confianza que
le ha dado al proyecto mucha fuerza, creatividad y libertad”, cuenta Arlette
Gómez, directora y fundadora de la miel A de Abeja, que ofrece mieles de 12
estados del país y cada vez suma más mujeres a la cadena de operación,
producción y distribución.
Este concepto trabaja con
apicultores comprometidos que cuidan sus colmenas y llevan a cabo un proceso de
cosecha tradicional en campos libres de agroquímicos. “El mundo de la
apicultura está liderado por hombres. Nosotras trabajamos con siete
apicultores, un apicultor y su esposa, y solo dos apicultoras”, relata la
creadora del proyecto mielero.
Una de las apicultoras es Laura
María Quiñones, quien se ubica en Chihuahua y produce la miel de flores de
gatuño. “Es emocionante que cada vez haya más mujeres interesadas en esta
actividad. Sin emitir juicios sobre quiénes lo hacen mejor, pienso que las
mujeres podemos complementar el trabajo en este oficio porque tenemos otras
habilidades, como el tacto y la visión para ciertas cosas”, cuenta Quiñones,
que entró al mundo de la apicultura junto a su pareja con solo dos cajones en 2010
y ahora tiene alrededor de 50.
Al respecto, Lucila
del Castillo Rivera, administradora de Irracional Café, dentro del Museo de
Arte Moderno, uno de los puntos donde se venden las mieles de A de Abeja, dijo
que “todas las mujeres con las que yo trabajo directamente, en este caso
hablamos de A de Abeja, están empoderadas. Siempre piensan en mejorar, sacar
nuevos productos, son muy creativas y comprometidas con los procesos. Desde mi
parcela, me alegra apoyar buenas causas y a las mujeres mexicanas”.
Este proyecto cuenta con 20
variedades de miel y llega a lugares insospechados. Rosy Tolentino es subchef
del Instituto de Justicia (de dónde, hay algo más) y en su menú trabaja con
algunas de las mieles especiales mexicanas. “Cuando vi que existía una cantidad
inimaginable de sabores de miel, comencé a pensar en platillos. Las uso tanto
en recetas saladas como dulces y me hace sentir especial formar parte de esta
cadena de negocios de mujeres porque somos más meticulosas. Lo femenino le da
un toque diferente, inyecta más emociones y sentimientos en cada etapa del
proceso”.
El término sororidad celebra su
primer mes de la mujer como palabra oficial y para llegar hasta aquí, debió
esperar varios años, de la misma forma en que miles de mujeres alrededor del
mundo han tenido que esperar por sus oportunidades.
“Mi principal reto es empoderar a
todas las mujeres del equipo y permitir que desarrollen su creatividad
libremente. En A de Abeja estamos ampliando la red de apicultoras para tejer
redes que empoderen a las mujeres. Ellas están ahí, solo que todavía no las
encontramos”, concluye Arlette Gómez. Con la ayuda de las abejas y la miel, las
encontrará más temprano que tarde.
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