La piel es el órgano más grande
del organismo y constituye una importante barrera hacia el medio externo. Entre
sus funciones está el regular la temperatura e impedir la entrada de
microorganismos y agentes exógenos al cuerpo. No obstante, existen una gran
diversidad de factores que pueden afectar su buen funcionamiento.
Puede deteriorarse debido a enfermedades, entre ellas
la diabetes, que de acuerdo con datos de la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), es una de las primeras causas de muerte
en México.
Interesada en encontrar procedimientos que ayuden al
tratamiento de afecciones propias de la piel y a la recuperación de lesiones
crónicas relacionadas con dichas enfermedades, la doctora Flora Adriana Ganem
Rondero, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) de Cuautitlán de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabajo en la preparación,
caracterización y evaluación de nanoacarreadores y compositos, con el objetivo
de contar con nuevas tecnologías que funjan como recubrimiento, brindando
protección al área, y promuevan el saneamiento y la regeneración del tejido.
La línea de trabajo más actual de la doctora Ganem
Rondero se centra en el tratamiento de afecciones de la piel, para lo cual
desarrolla diferentes tipos de acarreadores, como partículas o vesículas de
tamaño nanométrico que funcionan como medio de transporte de moléculas con
distintos efectos terapéuticos.
“En el caso de la piel, se tienen dos objetivos: uno,
que funjan como acarreadores de fármacos, ya sea para ejercer un efecto local o
un efecto sistémico en el organismo, y dos, ocuparlos para la regeneración de
heridas o piel dañada”, comentó.
A la fecha, el grupo de trabajo de la Facultad ha
desarrollado sistemas a base de liposomas elásticos (atractivos por su similitud
estructural con las membranas biológicas, y por su capacidad de deformarse y
penetrar por espacios intercelulares), nanopartículas de distinta naturaleza
(metálicas, lipídicas y poliméricas) y microemulsiones.
Algunos de estos sistemas han sido incorporados en
plataformas poliméricas conformando lo que se conoce como nanocompositos,
sistemas que además se han combinado con otras técnicas como promotores de tipo
físico (sonoforesis, iontoforesis, microagujas). Para algunos, se busca su
aplicación en terapia fotodinámica.
La investigadora destacó que algunos de estos
desarrollos se aplican en forma de película, en tanto que otros son capaces de
formar una barrera protectora in situ, lo
que facilita la aplicación y retención en la piel de los nanoacarreadores,
promoviendo el contacto estrecho con el sitio.
De esta manera, previa instrucción de un médico
especialista, se pretende que los pacientes puedan aplicar por sí mismos estos
productos en el sitio afectado. No se descarta la posibilidad de que dicho tratamiento
constituya una nueva alternativa, aunque en algunos casos puede ser coadyuvante
para sanear o regenerar la piel, siendo un complemento al tratamiento principal
prescrito por el médico.
Los resultados obtenidos han permitido el desarrollo
de los sistemas antes mencionados, su caracterización y evaluación en tejidos o
líneas celulares a través de pruebas in vitro (con microscopía confocal,
entre otras), o in vivo en ratones a
parir del apoyo del maestro Crisóforo Mercado del Bioterio de Campo Cuatro.
Pese a la gran diversidad de tratamientos que
actualmente se encuentran en el mercado, las propuestas desarrolladas por el
equipo de la Facultad a cargo de la doctora Ganem buscan ofrecer mejores
resultados con menos efectos colaterales y mayor comodidad para el paciente.
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