Como una
opción de parches adhesivos con propiedades antifúngicas, antipatógenas y
antimicrobianas para lesiones o quemaduras leves de la piel, y que sean
amigables con el medio ambiente, alumnos del Instituto Politécnico Nacional
(IPN), en la Ciudad de México (CDMX), desarrollaron un biopolímero a bajo costo
que regenera el tejido y estimula una mejor cicatrización.
Este proyecto fue reconocido con mención
honorífica por su aporte a la sociedad, en el Certamen Samsung “Soluciones para
el Futuro” 2019, el FitoCurita, y
consta en ser un prototipo de apósito adhesivo; es decir, una cubierta de
material esterilizado que se aplica sobre una herida para protegerla de
infecciones, absorber las secreciones y facilitar su curación.
Los creadores del parche explicaron que a
diferencia de los comerciales, que contaminan por estar hechos de plástico, el FitoCurita está elaborado con materiales
orgánicos biodegradables que una vez que cumplen con su propósito se absorbe
por la piel o se pueden arrojar en los desechos orgánicos.
La materia prima que utilizan los estudiantes
Salvador Barajas Gómora, Fernanda Gómez Pérez, Abrahan Gordillo Rodríguez y
Lydia Rosas Ballesteros, para la elaboración de su parche es quitosano,
producto derivado de la quitina, obtenida del exoesqueleto de los crustáceos,
como los camarones, y que aumenta la producción de colágeno en la capa más
profunda de la dermis.
Para obtener el quitosano, los politécnicos
trituraron la cáscara de camarón, desmineralizaron el polvo y lo combinaron con
el aceite esencial de caléndula y lactosuero. Para incorporar los elementos de
la mezcla heterogénea utilizaron pectina cítrica como emulsificador a fin de
formar una película como apósito, capaz de acelerar la
regeneración, además de proteger las heridas contra Staphylococcus aureus y estreptococos,
principales agentes microbianos que atacan la piel.
Los estudiantes de la carrera técnica de Laboratorista Químico explicaron que para utilizar el parche es necesario
limpiar la zona, humedecer la película con algodón o con un aspersor, cubrir
totalmente la herida y presionar ligeramente hasta lograr la adhesión a la
piel.
Por el momento el parche dérmico tiene una medida de
10 por 10 centímetros, pero se puede cortar a la medida que se requiera. Cuando
la herida sana, lo que queda del apósito se puede tratar como cualquier desecho
orgánico porque tiene un periodo de degradación de 15 a 17 días.
Los jóvenes resaltaron que en México se producen
alrededor de 72 mil 300 toneladas de camarón en los estados costeros y su
exoesqueleto prácticamente se desecha cuando se podría aprovechar para extraer
el quitosano de la quitina y elaborar el FitoCurita,
el cual es una alternativa para el sector salud pues estos parches para heridas
en la actualidad son de materiales no biodegradables, que además de contaminar,
pueden llegar a causar infecciones si no son desechados adecuadamente.
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