Luego de identificar dos
metabolitos contenidos en los aceites del orégano mexicano (Lippia graveolens),
investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en la Ciudad de México
(CDMX), utilizan herramientas de biología molecular para estudiar los efectos
de estas moléculas, las cuales podrían emplearse para tratar infecciones
causadas por hongos en plantas, así como algunas infecciones bacterianas
producidas por Escherichia coli, Salmonella, Klebsiella y Staphylococcus
aureus.
Este proyecto muestra de la excelencia de la educación
que se imparte en el Politécnico, tal como lo ha señalado el Secretario de
Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán al afirmar que la educación debe
transformarse con base en los pilares fundamentales de equidad y excelencia
para desarrollar las competencias necesarias entre los mexicanos y fungir como
una palanca que promueva de manera más amplia la innovación y el crecimiento
económico frente a las grandes necesidades y retos que tiene el país.
A su vez, el Director General del Instituto
Politécnico Nacional, Mario Alberto Rodríguez Casas, destacó que estos avances
son producto de la sólida formación de los investigadores politécnicos y del
sentido social que guía su desempeño.
El doctor Jesús Di Carlo Quiroz Velásquez, del
Laboratorio de Biotecnología Experimental del Centro de Biotecnología Genómica
(CBG), subrayó que la importancia de este proyecto radica en que se podrá contar
en el mediano plazo con alternativas naturales para tratar infecciones causadas
por las bacterias citadas, las cuales son consideradas de importancia clínica
por la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a que han reportado
resistencia a antibióticos.
El especialista del Laboratorio de Biotecnología
Experimental del CBG refirió que mediante estudios de Cromatografía Líquida de
Alta Resolución (HPLC) por sus siglas en inglés, determinaron las
concentraciones de los compuestos timol y carvacrol; además, iniciaron los
ensayos con los extractos etanólicos que obtuvieron.
Precisó que mediante estudios in vitro observaron que
el timol es capaz de inhibir el crecimiento del hongo Fusarium sp., que es considerado como un fitopatógeno que afecta
a cultivos como el sorgo, maíz y algodón. “Posteriormente identificamos al
hongo Fusarium sp. y verificamos que tiene alta concordancia con Fusarium
chlamydosporum, causante de la enfermedad conocida como necrosis floral, que
provoca la pudrición y caída de frutos en etapas juveniles, lo cual afecta la
productividad.
“Aunque Fusarium
chlamydosporum se aísla con menor frecuencia, no es menos importante
al ocasionar infecciones superficiales y/o localizadas, por lo que el timol
tiene el efecto potencial para elaborar una formulación fungistática de origen
biológico para el cuidado de la salud de los agricultores y los consumidores
finales”, aseguró.
En cuanto al carvacrol, el investigador puntualizó que
se evalúa su efecto en patógenos como las bacterias Escherichia coli, Salmonella,
Klebsiella y Staphylococcus aureus. El compuesto,
dijo, tiene un efecto bacteriostático, es decir, en el laboratorio se ha
comprobado que aunque no produce la muerte de las bacterias, sí impide su
crecimiento y éstas se mantienen en las primeras fases de desarrollo.
Como parte del proyecto de investigación, el doctor
Jesús Quiroz, en conjunto con los investigadores del CBG José Hernández Mendoza
y Jesús García Olivares, además de la consulta de bases de datos de
especialistas del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo
Integral Regional (CIIDIR) Durango del IPN, elaboraron una serie de mapas
georreferenciados para localizar áreas reales y potenciales donde se encuentra
la especie Lippia graveolens, con el propósito de diseñar estrategias para su conservación,
manejo y explotación.
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