El chapulín Sphenarium purpurascens es el más ingerido de entre las 550 especies de insectos comestibles registradas en México, afirmó María del Carmen Herrera Fuentes, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), institución ubicada en la Ciudad de México (CDMX).
Esta variedad produce 70% de proteína que en
términos de biomasa es la más consumida y es común encontrarla en Oaxaca,
Puebla e Hidalgo; “en cien gramos podemos obtener prótidos de buena calidad y
aminoácidos necesarios para el cuerpo humano”.
La académica del Departamento de Biología de la
Unidad Iztapalapa señaló que de cada diez animales que existen en el planeta,
ocho son invertebrados artrópodos y en el mundo se reportan casi dos mil
especies que sirven de alimento.
Los que se encuentran en la Ciudad de México
provienen de otros estados y de Milpa Alta y Xochimilco, entre otras alcaldías
de la capital del país, donde existen cultivos de ahuautle (huevecillos de
chinche acuática) y escamoles o hueva de hormigas en pencas, cuya ingesta se
remonta a la época prehispánica.
“Tenemos una larga tradición de entomofagia o
etnoentomofagia desde antes de la llegada de los conquistadores como se reporta
en códices; era algo común, sobre todo en el centro y sur de la República y aún
prevalece”, aseguró.
La docente del Laboratorio de Biología y Ecología de
Artrópodos sostuvo que hay restaurantes que contratan a un chef para preparar y
convertir en una comida gourmet estos animales invertebrados, porque son
estacionales y tienen determinados tiempos de producción.
“Ya se trabaja en establecimiento de criaderos que
representan una opción buena porque no se requieren grandes instalaciones o
cantidades de agua para su mantenimiento, y ha crecido la presencia de ferias
donde se promueve su consumo a un precio accesible.
“Por ejemplo, el gusano de maguey es caro porque se
ubica en la piña del agave y hay que romperlo, así que también están en proceso
estudios realizados por otras instituciones educativas para generar una dieta
artificial para esta especie de larvas”, abundó.
En México han surgido empresas dedicadas a
producirlos, es el caso de Optiprot, ubicada en Morelos, considerada la primera
granja de todo el país donde se generan cerca de cien kilogramos cada mes, a
partir de la reproducción de los escarabajos Tenebrio Molitor.
De acuerdo con Herrera Fuentes en universidades como
la UAM cada vez hay más investigaciones para dar a estos invertebrados
un valor agregado, por ejemplo, para elaborar pan mediante la utilización de
harina de trigo enriquecida con tenebrios.
“Hace un tiempo ganamos por la Unidad Iztapalapa un
concurso para enriquecer la tortilla elaborada con harina poniéndole una parte
de tenebrio, con el fin de que contenga mayor proteína sin cambiar su sabor o
color”.
La idea es contar con cultivos para tenerlos
disponibles todo el año, pues se ha visto “que estos animales pueden permanecer
hasta 12 meses en refrigeración y no pierden calidad ni cantidad de
propiedades, lo cual resulta interesante y permite pensar en alternativas que
solventen las necesidades del mercado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario