Elaborado por Jorge Jacobo Diez, CEO de Cepa Mobility Care
Recientemente
se ha reconocido a la movilidad y la seguridad vial como un derecho
constitucional en México. Sin embargo, queda todavía un largo camino por
recorrer para lograr que eso se convierta en una realidad palpable para la
población.
Al
margen de los pasos formales y legales que hay que seguir para desplegar
cualquier acción en este sentido, existen algunos componentes que serán
críticos para el éxito de la planeación y el desarrollo de la estructura que
gestionará la seguridad vial, sea cual sea la que se elija.
En
primer lugar, hace falta un liderazgo consciente, comprometido, formal y
responsable. Con esto quiero decir que en los altos niveles de gobierno debe
existir la convicción de que la seguridad vial es gestionable y que el interés
de salvar miles de vidas, y evitar lesiones y pérdidas materiales, es
alcanzable. El objetivo debe ser 0 muertes por choques. Hay que comprometerse
con las acciones propuestas por organismos internacionales y, sobre todo,
entender la verdadera problemática del país y encontrar las soluciones que
impone nuestra realidad.
Con
formalidad me refiero a que debe quedar claro quién es el responsable de salvar
vidas y cómo lo hará. La ejecución puede dispersarse en distintos organismos o
niveles de gobierno, pero el liderazgo no. Cuando todos somos responsables,
nadie es responsable.
El
reconocimiento y el reclamo deben tener un nombre, como sucede a nivel estatal
con las secretarías de movilidad, pero con figuras que hagan que las demás se
alineen o paguen el costo político y económico de no cuidar las vidas de los
mexicanos.
No
es válido que el responsable diga que un tercero no hizo su trabajo si no se
encargó de cobrarle la factura antes de una consecuencia fatal.
Es
de poco valor para el sistema aumentar las penas para los involucrados en un
accidente si no hay una responsabilidad clara de los administradores y
diseñadores de los sistemas. En un accidente fatal solo hay víctimas de un mal
sistema. Aun el peor conductor puede gestionarse, de manera que no genere muertes
en un buen sistema de movilidad.
Los
diseñadores de los sistemas y los mandos medios a cargo de su ejecución como
legisladores y policías deben ser penalizados y multados, así como ocurre con
los conductores cuando ellos mismos se ponen en riesgo o ponen en riesgo a la
población. Para esto deben quedar muy claras las acciones y formas que deben
seguir para cumplir con su trabajo.
Una
vez que identifiquemos ese liderazgo comprometido, preparado y responsable, se
hará necesario alinear a las demás áreas u organismos para que ejecuten su
trabajo, anteponiendo el cuidado de la vida de las personas a cualquier otro
asunto.
Esto
requerirá además que cada dependencia que cumple un rol en nuestro sistema de
movilidad incorpore nuevas técnicas, abordajes y formas de ejecución de sus
tareas. De esta manera, será necesario preparar a quienes investigan y analizan
accidentes, a las auto-escuelas, a quienes aplican sanciones, a quienes evalúan
la viabilidad de las obras y aun a los legisladores, entre otros muchos actores,
por último, habrá que desarrollar la infraestructura tecnológica que permita el
despliegue y control unificado del sistema. Debe ser posible medir el
despliegue, evaluar los resultados y vincular todas las acciones que
contribuyen a la seguridad, tanto a nivel de infraestructura como del vehículo
y conductor.
Suena
muy complejo y lo es, pero es ejecutable. Hay tecnología que permite medir casi
todo. De esta manera podremos identificar qué funciona bien, quién hace su
trabajo y quién no, y, sobre todo, tomar acciones con un enfoque sistémico y
basado en datos reales y locales.
La
evidencia científica generada en otros contextos no siempre será la mejor
solución para un sistema de movilidad local. En el país, puede haber distintas
y mejores soluciones al mismo problema.
Estos
sistemas de información permitirán tomar mejores decisiones y aun predecir el
comportamiento de los usuarios y la movilidad.
Es
posible iniciar la planeación sustentada del desarrollo de nuestras ciudades,
por fin contaremos con ciudades que, además de ser inteligentes, tendrán un
propósito y considerarán a todos los actores reales del tránsito.
Puede
sonar y ser complicado, pero cuando haya voluntad y responsabilidad el cambio
sucederá más rápido de lo que nos imaginamos. John Lennon dijo que la vida es
lo que pasa mientras hacemos otros planes.
Parafraseándolo,
en movilidad, lo que pasa mientras hacemos otros planes es la muerte de
nuestras familias.
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