Como cada año, la última
semana de octubre se celebró a los murciélagos, una de las especies más
importante para el planeta debido a su papel como polinizadores y controladores
de plagas, siendo vitales para un entorno sano y una buena economía.
La Semana del Murciélago (#BatWeek) es una
celebración internacional anual diseñada para crear conciencia sobre la
necesidad de realizar esfuerzos de conservación de los mismos, puesto que
existen muchos mitos que terminan perjudicando a su población, dijo Pablo
Noriega Robles, director de la organización latina Descubre El Bosque, ubicada
en los Estados Unidos.
La #BatWeek es una iniciativa conjunta entre
Estados Unidos, México y Canadá, contando con una colaboración sólida entre
distintas organizaciones gubernamentales e internacionales como son: el
Departamento de Agricultura Estadounidense (USDA), el Servicio Forestal
Estadounidense (USFS), la Cooperativa Canadiense para la Salud de la
Vida Silvestre (CWHC), el Sistema de Parques Canadienses, la Universidad
Autónoma de México (UNAM) y la organización internacional Bat Conservation
International, entre otras.
El activista relató que los murciélagos pertenecen
al orden de los quirópteros, por desarrollar sus extremidades superiores en
forma de alas. Se tienen registradas más de 1,300 especies de murciélagos a
nivel mundial, representando el 20% de las especies de mamíferos del
planeta.
“A diferencia de
lo que comúnmente se cree, los murciélagos no están ciegos y pueden ver
bastante bien. Lo que pasa es que su sentido más potente es el auditivo al
contar con la capacidad de ecolocalizar a sus presas y volar en la más completa
oscuridad (emiten un ultrasonido de alta frecuencia por el que generan un mapa
tridimensional del entorno)”, dijo.
La alimentación de los murciélagos es muy variada:
existen especies insectívoros, frugívoros (se alimentan de frutas, flores y
hojas), polinívoros (consumen polen), carnívoros (se alimentan de la carne) y
piscívoros (comen pescado).
Son sólo 3 las especies que se alimentan de sangre
de las vacas (hematófagos), pero en muy poca cantidad de sangre, siendo mentira
que afecten la ganadería, además no extraen la sangre succionando del animal
sino que al picarlos lamen la sangre que sale de las heridas. Debido a estas
especies hematófagas se han creado leyendas negativas sobre los murciélagos
vampiros y un estigma negativo hacia ellos.
Los murciélagos de las áreas urbanas pueden
consumir casi 14.000 kilos de insectos en una sola noche, además de dispersar
más de 30.000 semillas pequeñas.
Estos mamíferos voladores (únicos en su tipo)
tienen la mayor importancia ecológica por su impacto en la naturaleza. Además
de estar presentes en casi todo el mundo por ser muchas las especies de
murciélagos que hay, son fundamentales para un buen desarrollo medioambiental,
pues como polinizadores, dispersores de semillas y controladores de plagas,
mantienen en equilibrio la biodiversidad de los ecosistemas en que habitan.
Los murciélagos son un componente esencial en el
mantenimiento y regeneración de los bosques; además que el guano que producen
(su excremento en grandes cantidades), sirve como fertilizante y se vuelve una
alternativa natural y orgánica para el cultivo agrícola.
Los murciélagos han llegado a ser bastante
incomprendidos por algunas personas, causando repulsión a una parte de la
población que no conoce ni entiende el papel tan benéfico que juegan.
Sin embargo, son animales totalmente benéficos,
brindando al ser humano una gran cantidad de servicios, muchos de los cuales no
se tiene conocimiento.
Por ejemplo, cuando comemos una fruta tropical, no
nos imaginamos que pudo haber sido un murciélago quien actuó como polinizador,
o que dispersó la semilla que hizo crecer el árbol de dicha fruta; o tampoco
pensamos en el hecho de que eliminan a los mosquitos o zancudos que llegan a
ser portadores del dengue o el chikunguña y enfermedades por el estilo, además
de eliminar a otros insectos y pestes que consumen las cosechas.
Existen distintas acciones que se pueden hacer para
ayudar a los murciélagos, como son:
Instalar casas y refugios para murciélagos en los
jardines de las casas y en espacios públicos;
Ayudar en la conservación y mantenimiento de los
hábitats naturales de murciélagos;
Cultivar y consumir orgánicamente para reducir el
uso de pesticidas y herbicidas, que cada año matan a muchos murciélagos;
Tomar medidas de precaución y protocolos para la
exploración de cuevas;
Apoyar a las investigaciones científicas sobre el
Síndrome de la Nariz Blanca que tanto afecta a los murciélagos;
Y sobre todo… ¡apagar las luces! La contaminación
de luz afecta a las poblaciones de insectos, el alimento común de los
murciélagos, como también afecta a la migración de algunas especies de
murciélagos y tiene repercusiones sensitivas en otras.