Las diversas políticas en materia de conservación y de comercio en México y a nivel mundial no se han detenido a pensar, reflexionar o reglamentar un adecuado sistema protección de los aguas oceánicas, ya que los intereses de las grandes empresas globales en la explotación de las pesquerías impiden que se decreten zonas naturales protegidas, reservas de la biosfera, entre otros mecanismos de protección de estos ecosistemas vitales para la humanidad.
Para la convención Internacional de la Biodiversidad de Nagoya, indica que a nivel mundial debe existir cerca del 10% de los océanos del mundo bajo algún modelo de protección o ley ambiental permitiendo preservar su diversidad; sin embargo, las cifras actuales indican que no se llega ni al 2% de esta meta.
Para diversos conservacionistas del mar, son pocos los modelos de protección de amplias regiones marinas ello debido a la falta de voluntad política, interés económico y nula difusión de los bienes naturales que brindan los océanos.
De acuerdo a la organización ambientalista española, S.O.S. Océanos, solo el 1.3% de los océanos están protegidos a pesar de su gran deterioro que padece por causa de la mano del hombre, la sobrepesca, el cambio climático, la contaminación de elementos sólidos y presencia de grandes "islas de residuos plásticos".
De acuerdo a un estudio realizado por la Comisión de Cooperación Ambiental de Norteamérica (CCA), de no atender a estos ecosistemas y frenar la sobrepesca indiscriminada para el año 2040 las capturas de pesca se podrían reducir en un 80%.
Según, Braulio Ferreira de Souza Dias, el Secretario Ejecutivo del Convenio sobre la Biodiversidad Biológica, el 2012 es un año “clave” para la vida marina. “La biodiversidad está bajo presión en todos los ecosistemas de nuestro planeta. En general, podemos decir que el exceso de la explotación comercial de las pesquerías mundiales es grave”.
“Más de la mitad de las pesquerías mundiales están agotadas y una tercera parte están diezmadas. También se estima que entre el 30 % y 35 % de los medioambientes marinos críticos han sido destruidos”, añadió.
Por su parte, en entrevista con Mi Ambiente, Omar Rojas García, Coordinador Académico de la Ingeniería en Desarrollo Sustentable del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Campus Ciudad de México, el daño del cambio climático en los océanos debe verse desde distintos ángulos, uno primordial son las corrientes marinas que regulan la temperatura del planeta. Además que los cambios de acidificación de las aguas marinas conlleva a transformaciones en los modos de vida de la biodiversidad como en extinción de la misma.
Explicó que de seguir afectando a la salud de estos ecosistemas una parte de la humanidad migrará de forma masiva al darse la disminución de los insumos que proveen las pesquerías y que lamentablemente serán los más pobres los peores afectados por esta circunstancia. Es bueno el tener diversos decretos de zonas protegidas, tanto en México como a nivel mundial de no tener políticas de largo plazo, inversiones adecuadas estos decretos al final no proveerán las acciones de preservación que tanto se necesitan.
“Para salvaguardar estos ecosistemas, enfatizó, debe regularse los contaminantes que se le arrojan, actuar no sólo en el papel como en ocasiones da la impresión de sólo actuar la autoridad tanto en México como en el mundo; atender las zonas muertas de los mares, prohibir las malas prácticas pesqueras a base del dragado y regular el contacto con el mar desde diversos aspectos como es la infraestructura, petrolera, turística, etc”.
Ya que no servirá de nada tener decretos de zonas marinas, cuando el cambio climático modifique las corrientes marinas que no conocen de fronteras o de reservas. Aclaró que es bueno tener reservas de protección marina, pero sin recursos adecuados y cambios culturales como estructurales en los mismos se seguirá sin los resultados requeridos.
Ejemplificó que en México existen casos de gran éxito en protección marina como es la zona de la Isla San Pedro Mártir, pero se tienen otros que es todo lo contrario como es la polémica de Cabo Pulmo que está en riesgo por la construcción de una zona hotelera.
“México tiene un gran reto, esto por desconocer su patrimonio natural y no saber cómo funcionan los ecosistemas, lo cual nos quita capacidad para conservar y aprovechar adecuadamente los ecosistemas, y eso que se tienen diversas figuras como es protección a manglares, lagunas costeras, etc, pero el asunto primordial es visión a futuro e inversiones”.
Y LOS MARES DE MÉXICO, EN LA LISTA DE PENDIENTES
Un ejemplo de las repercusiones ambientales que padecen los océanos lo señala el estudio PNAS (Proceedings of the National Academy of Science) realizado por la Universidad de Stanford y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) documenta que existen 9 zonas de alta riqueza biodiversa en el mundo acumulando el 84% de la diversidad; y entre algunas de estas zonas son las costas de Baja California en México, el este de Canadá, Perú, Argentina, noroeste de África, África del Sur, Japón, Australia y Nueva Zelanda y que el 70% de estas áreas se encuentran seriamente amenazadas por la mano del hombre.
En la actualidad México cuenta con 174 áreas naturales de carácter federal, lo que equivale a 25 millones 384 mil 818 hectáreas protegidas, un equivalente de casi el 13% de la zona terrestre nacional, pero que en protección marina se padezca de un grave y muy marcado atraso.
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