miércoles, 18 de julio de 2012

Intereses comerciales frenan a los biocombustibles en México

Por: Juan Carlos Machorro

Ante los miles de millones de pesos que se manejan en diversos contratos de concesión y venta de compuestos de las gasolinas que expende Petróleos Mexicanos (Pemex) es que se ha impedido el establecimiento de proyectos de bioenergéticos para México, explicó Miguel Ángel Cervantes, Secretario Técnico de la Comisión de Cambio Climático del Senado de la república, ello en entrevista con Mi Ambiente.
Dijo que ante el alto potencial con que cuenta México para la explotación de estos combustibles menos contaminantes es imposible el no optar por los mismos; aunado a que la producción de bioenergéticos en ciertas zonas no pone en riesgo el cultivo de alimentos, ya que en el país se tienen un estimado de un millón de hectáreas de tierra que están subaprovechadas, esto sólo en la región del Panuco y Papaloapan; extensión de territorio donde puede establecerse una gran red de empresas productoras de bioetanol a base de caña de azúcar, maíz, etc.
Explicó que la normatividad mexicana en bioenergéticos si permite el establecimiento de esta industria y poder aprovechar elementos vegetales para producir etanol, pero sin mercado para vender ese etanol no es posible establecerse como industria; ello porque se puede remediar siempre y cuando Pemex se comprometa a comprar alcohol y se mezcle con las gasolinas, pero es ahí donde no se puede avanzar, enfatizó.
Ya que se choca con intereses económicos que están fijados en los contratos que signa Pemex y particulares, si sólo la paraestatal se comprometiera a comprar y usar bioetanol en un 5 por ciento de las gasolinas se podría desarrollar esta empresa de bioenergéticos y contar con empleo para miles de mexicanos así como reducir la contaminación en las ciudades, pero ello no ha sido posible establecer, explicó.
Al participar en un curso de energías renovables organizado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Ciudad de México, ejemplificó que a nivel nacional, la industria azucarera, que es un sector muy reglamentado, que cuenta con ingenios, sindicatos y trabaja con organizaciones campesinas como la Confederación Nacional Campesina (CNC), cuenta con 600 mil hectáreas, cifra inferior a la tierra subaprovechada para posibles biocombustibles.
Mencionó que la utilización de bioenergéticos debe partir de no estar subsidiada, sino de sólo contar con apoyos en materia de desarrollo tecnológico, estructura, materiales vegetativos, etc., para hacer efectiva su factibilidad su despegue y viabilidad económica.
Sin embargo, lamentó que “el aprovechamiento de tierras subaprovechadas está muy politizado ya que la tecnología para producir etanol tendría que lidiar con la caña de azúcar y este mercado está muy regulado por sus altos precios en el que influyen muchas organizaciones sindicales como la CNC, los industriales de la caña y el alcohol.
Cabe mencionar que el etanol producido a partir de maíz o caña de azúcar es el más comercializado, por países emergentes como Brasil e India que conforman el grupo de naciones emergentes junto a México; sin embargo, estos pueblos han dejado atrás la polémica que reina en torno al tema y están llegando al uso de celulosa de árboles mejorados genéticamente para generar etanol de gran capacidad energética, así como el uso de biodiesel a partir de aceites vegetales de palmeras o jatropha.
De este último elemento, el único caso exitoso en México se presenta en Chiapas que utiliza este etanol de jatropha para líneas de autobuses urbanos y para venderlo a una aerolínea nacional.
MÉXICO SIN INVERSIONES NACIONALES EN ENERGIA RENOVABLES

Dolores Barrientos, oficial del PNUMA en México, dijo que es lamentable que en las inversiones de energía eólica es lamentable la falta de inversiones mexicanas y el desarrollo de campos eólicos corre a cabo de capital internacional.
Por su parte, Isabel Studer Noguez, Directora del Instituto Global para la Sostenibilidad, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), dijo que es tal el atraso de nuestro país en el tema de energías renovables que mientras China capta en este rubro inversiones por 48 mil millones de dólares, México solo atrajo 2 mil millones de dólares.

MÉXICO SIN SABER COMO ACTUAR SOBRE LOS BIOCOMBUSTIBLES

Adrián Fernández, investigador e integrante de la organización ambiental Climate Works, comentó a Mi Ambiente que “hace unos 6 ó 8 años se tuvo la gran revolución en materia de los biocombustibles y su papel en el futuro, su viabilidad económica como ambiental esta en ciernes; simplemente debe tenerse en cuenta que en los Estados Unidos, el uso del maíz para esta finalidad tiene un sinfín de subsidios que más que ahorros económicos lo que han hecho es que esa nación sólo amplié su estrategia energética”.
Puso el caso de Brasil que desde los años 70s presenta avances en creación de etanol de caña de azúcar que en ciertas circunstancias parece muy rentable, pero no se han controlado los impactos ajenos como es que las franjas comerciales desplazadas se han estado implantado y ampliado paramos deforestados de la selva del Amazonas.
“Está la paradoja de ser o no sustentables y de si México lo que está buscando son los biocombustibles de segunda generación y que sea interesante el producir etanol de las tierras ociosas, pero el tema está muy politizado en demasía que impiden que se intente hacer un programa bien diseñado al respecto”, dijo el investigador.
Pero, una solución que señaló está en análisis es el aprovechamiento de las algas en medios controlados que generan biomasa y de ahí generar alcohol en el desierto u otros ecosistemas y además de analizar el uso de los desechos de los alimentos para generar celulosa con bajos costos con la obtención de biocombustibles.
Recordó que en el pasado cercano en los trabajos de la Comisión Intersecretarial del gobierno federal que trato el caso del bioetanol, en la cual, Adrián Fernández, representaba al sector ambiental a través de la dirección del Instituto Nacional de Ecología (INE), desecharon el fomento de los biocombustibles, específicamente por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al no estar dispuesta a subsidiar el arranque de proyectos de este energético menos contaminante.

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