De acuerdo a un estudio dado a conocer por parte de la la Universidad de Fráncfort y del Centro Alemán de Investigación de Biodiversidad y Clima (BiK), hace más de 52 millones de años la Antártida gracias a diversas corrientes marinas cálidas y un exceso de dióxido de carbono (CO2) en el aire originaron una selva tropical en sus costas.
Los científicos de estas instituciones llegaron a esta conclusión tras analizar el suelo marino a mil metros de profundidad, donde encontraron polen y esporas que sólo son posible localizar en selvas tropicales o subtropicales.
Dicho estudio fue publicado en la revista Nature y detalla que se habría tratado de una selva como la que se conoce hoy en día en las zonas de los trópicos del globo.
“En esa época la temperatura de la superficie de dicha región era de entre 50 y 60 grados centígrados más cálida que ahora”, explicó el experto en climatología paleolítica de la Universidad de Fráncfort, Jörg Pross.
“El elevado contenido en dióxido de carbono en la atmósfera y las cálidas corrientes marinas fueron las responsables de esa situación climática, y añadió que la concentración de dióxido de carbono habría sido más del doble de la de hoy en día”.
El análisis del pasado permite a los científicos elaborar un pronóstico sobre el comportamiento futuro del clima en la Tierra. “Si se continúa con la emisión de CO2 actual, con la quema sin trabas de combustibles fósiles, la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzará el nivel de entonces en menos de cien años”, dijo Pross.
Según los científicos del estudio, el futuro efecto invernadero provocaría “a largo plazo y de manera inevitable” el deshielo y el aumento del nivel del mar entre 70 y 80 metros, lo que situaría por ejemplo una gran parte de Alemania por debajo del nivel del mar”.
Provocando que la costa Este de Estados Unidos también quedaría sumergida y solo sobresaldrían 20 metros de la famosa Estatua de la Libertad de la ciudad de Nueva York. Hasta el momento, los investigadores no han conseguido encontrar restos de animales en sus perforaciones a 200 kilómetros de la costa de la Tierra de Wilkes, en la Antártida Oriental. “Sin embargo, tiene que haber habido una gran cantidad de insectos”, subrayó el científico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario