Durante el taller con medios de comunicación titulado Maíz Transgénico: la coyuntura actual, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), dieron a conocer datos acerca del que calificaron como graves evidencias acerca del riesgo que significa para la seguridad alimentaria de México y el mundo, así como para la soberanía nacional, la siembra de maíz transgénico.
Sustentando sus palabras en que cualquier región del territorio nacional, incluyendo las pruebas experimentales que, contraviniendo el orden jurídico, ha autorizado el gobierno mexicano a empresas transnacionales como Monsanto y Dow Agrosciencies no podrán controlar el esparcimiento de las semillas de este maíz.
Antonio Serratos, miembro del Consejo Directivo de la UCCS, hizo un análisis técnico que revela que los permisos otorgados recientemente a las empresas biotecnológicas y semilleras son reiteraciones deficientes de experimentos diseñados hace 15 años y que en aquellos años sentaron las bases para establecer la moratoria de facto a los permisos para ensayos de campo con maíz transgénico.
Por su parte, al abordar el vértice económico del tema, se informó que con los transgénicos se presenta una pérdida generalizada, porque los transgénicos representan grandes riesgos a la salud, y pierde la sociedad, porque se afecta a la biodiversidad del maíz y se contaminan los stocks de variedades nativas.
Elena Álvarez-Buylla Roces, presidenta de la UCCS, y la Biol. Alma Piñeyro Nelson, miembro del Consejo Directivo de esta Unión, explicaron que los transgenes han entrado a los acervos de maíces nativos en algunas partes del país, pero aún en cantidades controlables. Añadieron que, dado que los maíces transgénicos no son distinguibles visualmente de los no transgénicos, éstos se dispersarán más allá de la voluntad de los agricultores. La coexistencia de ambos tipos de maíz, sin intercambio genético, es imposible.
Carmen Morales Valderrama y Catalina Rodríguez Lazcano, miembros ambas del Seminario "Los Maíces Nativos como Patrimonio Cultural" del INAH, mostraron cómo entre los efectos previsibles de la contaminación por transgénicos están la caída de la ya de por sí pobre economía entre miles de familias; el abandono de la agricultura tradicional, y otros daños que necesariamente redundarán en una nueva forma de trabajo que conlleva la desestructuración de la organización social campesina.
Asimismo, el científico uruguayo Claudio Martínez Debat se refirió a los efectos sobre la salud que tiene la ingesta y el contacto con el glifosato, herbicida asociado a maíz transgénico. Comentó que la Unión Europea clasifica esta sustancia como "peligrosa para el medio ambiente" y "tóxica para los organismos acuáticos".
Explicó que muchos estudios recientes han mostrado que formulaciones y productos metabólicos asociados con este herbicida causan la muerte de embriones, placentas y células umbilicales humanos in vitro, aún en bajas concentraciones (10, 000 veces menos que la concentración recomendada para su uso).
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