Dedicado a
Mictlantecuhtli o señor del inframundo, arqueólogos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) investigan un adoratorio localizado a 20 metros al sur del
Templo Mayor de la Zona Arqueológica de Tehuacán, Puebla, cuya construcción se
estima a mediados del siglo XIV de nuestra era.
Bautizado como
Templo de las Calaveras, porque en sus muros laterales (oeste y norte) tiene
nichos en los que se encontraron dos cráneos humanos, fijados con estuco, así
como cuatro fémures cada uno. Los especialistas del INAH consideran que pudo
estar dedicado al dios de los muertos, Mictlantecuhtli.
El arqueólogo
Ramón López Valenzuela, responsable de la excavación en Tehuacán, aseguró que
el hallazgo contribuirá a dar mayor difusión a la cultura popoloca, la cual fue
referida por primera vez en 1905 por el arqueólogo Nicolás León, ahora “ya se
tienen suficientes datos, se ha estudiado bastante”.
Aunque sólo se ha
explorado el 10 por cierto de la Zona Arqueológica de Tehuacán, con una
superficie de 116
hectáreas , dijo que sería muy positivo presentar lo que
se sabe de esta cultura, pues ya se ha explorado el conjunto ceremonial, donde
se encuentra el Templo Mayor y ahora el Templo de las Calaveras, y también el
área de elite (palacios) donde habitaban los dignatarios popolocas.
La importancia de
este hallazgo radica en que este adoratorio es único en su tipo, “no se ha
encontrado otro igual dedicado a la deidad de la muerte”. “Decidimos llamarlo
Templo de las Calaveras, porque en dos de sus muros (norte y oeste) tiene
sendos nichos con cráneos humanos, cada uno con cuatro fémures”.
De acuerdo a López
Valenzuela recordó que este descubrimiento se registró en la temporada de campo
2012, cuando los arqueólogos encontraron evidencia de un muro que se hundía un
metro por debajo del nivel de la plaza del conjunto ceremonial. “Decidimos
excavar por el frente, porque lo que encontramos primero era el muro trasero y
hallamos un pequeño adoratorio, en realidad dos basamentos adosados, uno con
seis escalones (este) y otro más pequeño (oeste) con tres escalones, éste último
es el que contiene los cráneos”.
La hipótesis de
que el templo estuvo dedicado al señor del inframundo se debe a que uno de los
cráneos tiene restos de pintura roja en la boca, lo que indica que podría
tratarse de una personificación de Mictlantecuhtli. La Lámina 56 del Códice Borgia lo representa con su
lengua roja, de ahí hago la similitud para decir que el templo estaba dedicado
a esta deidad”.
Además en la parte
superior del templo, abundó, se recuperaron dos cabezas de cerámica (30 centímetros ) y una
de piedra (25
centímetros ), con la efigie del dios de los muertos, así
como más de 300 fragmentos de restos óseos, lo que indica que en ese lugar se
realizaron sacrificios humanos.
“Estaban en mal
estado de conservación, y se les remineralizó para evitar que se siguieran
erosionando, por esa razón a estos cráneos no se les pueden hacer pruebas de
ADN, pero sí hacerles estudios antropofísicos; por lo pronto buscamos
conservarlos lo mejor posible porque son únicos”, explicó.
Ramón López
Valenzuela destacó que el templo fue encontrado en un nivel anterior a la
última etapa constructiva de Tehuacán, que estaba en proceso de edificación a
mediados del siglo XIV, época en que fue renivelada la plaza del conjunto
ceremonial y todo se vio interrumpido por la conquista de los mexicas en 1456.
“Al someter a los
popolocas, los mexicas los obligan a abandonar su ciudad y a ocupar las tierras
bajas. Por eso la tercera etapa constructiva del Templo Mayor quedó
inconclusa”, abundó el arqueólogo.
Desde hace 20 años la arqueóloga Noemí Castillo
Tejero, de
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