La
empresa mexicana Agro Operadora de Silos y Bodegas, con el apoyo del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), desarrolló un bioinsecticida a base
de ozono (O3) el cual, entre otras bondades, no deja residuos tóxicos en los
alimentos, indicó el agrónomo Martín Ramírez Falcón, director general de dicha
compañía.
Indicó
que este producto ya se encuentra disponible para su uso en nuestro país y que además
de controlar las plagas de insectos, este nuevo producto también elimina
hongos, bacterias y virus, con la gran salvedad de no contaminar el medio
ambiente.
Expresó
que “antes no había un producto que fuera amigable con el medio ambiente y que
pudiera controlar tanto insectos, como hongos, bacterias y esporas.
Generalmente, el sector agroalimentario utilizaba bromuro de metilo, fosfinas y
fungistatos, los cuales además de no ser aptos para consumo humano,
representaban una doble inversión”.
El
uso de plaguicidas y fungicidas en el almacenamiento de bienes agrícolas es
relevante, ya que al año se pierde en México entre el 5 y el 25% de la
producción total de los granos básicos como el maíz, trigo y frijol por esta
actividad, de acuerdo con el documento Almacenamiento y conservación de granos
y semillas, publicado por la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Ramírez
Falcón explicó que para acabar con los insectos que amenazan las cosechas
almacenadas en centros de acopio, convencionalmente se han utilizado diversos
químicos como el fosfuro de aluminio y el bromuro de metilo. Si son efectivos,
suelen dejar residuos altamente tóxicos para los seres humanos, razón por la
cual muchos países como Canadá y Estados Unidos no importan productos que hayan
sido expuestos a estos químicos.
El
uso de plaguicidas en la producción y el almacenamiento de los alimentos puede
tener diversos efectos negativos en el ser humano, que van desde una irritación
en ojos y piel, hasta cáncer, daños en el sistema nervioso y en el cerebro, entre
otros, de acuerdo con el libro La Espiral del Veneno: Guía crítica ciudadana
sobre plaguicidas, de Fernando Bejarano González.
Pero
este nuevo plaguicida de la compañía mexicana Agro Operadora de Silos y
Bodegas, con el apoyo del Programa de Estímulos a las Innovación (PEI) del
Conacyt, y posteriormente con la ayuda del Fondo de Innovación Tecnológica
(FIT) de la Secretaria de Economía (SE) y el Conacyt, a desarrollado este sistema de fumigación a
base de ozono, que “es natural y es un potente oxidante y esterilizante, muy
eficaz para aniquilar bacterias, hongos, esporas, virus y protozoos”.
El
ingeniero explicó que el ozono lo extraen del oxígeno que hay en el propio
ambiente: “El O3 es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno, que se
forma al disociarse los dos átomos que componen el gas de oxígeno”.
Agregó
que para producir ozono a escala industrial, la empresa utiliza un método
denominado descarga por corona, que consiste en extraer el oxígeno del ambiente
a través de un equipo especializado, para después enviarlo a un recipiente en
el cual se le inyecta una carga eléctrica que disocia y une a las moléculas de
oxígeno.
Indicó
que “se trata de una reacción endodérmica que requiere la aplicación de una
gran cantidad de energía. En este método, el ozono es producido por medio de
una descarga eléctrica aplicada al oxígeno. Se aplica un voltaje alto de entre
6 mil y 20 mil voltios a dos electrodos y este voltaje produce un arco
eléctrico; en este arco, la parte del O2 se transforma en O3”.
Añadió
que el ozono es muy inestable y en menos de 40 minutos se vuelve a convertir en
oxígeno; por tal razón, se requiere la producción del ozono en el lugar y
momento en el que se vaya a realizar la fumigación. “El ozono no se puede
envasar ni enlatar porque pierde sus propiedades, por eso lo producimos en el
lugar en donde se va a fumigar. Una vez que se obtiene el ozono, este se libera
de manera tal que recircula en diversas direcciones, lo cual cambia la
atmósfera del lugar e impide que los insectos, virus y bacterias sigan vivas”.
“El
hecho de utilizar oxígeno en lugar de productos químicos, que generalmente
aumentan su precio conforme se incrementa el dólar, nos permite ofrecer un
producto entre 25 y 40 por ciento más económico, y que puede estar al alcance
de todas las empresas comercializadoras de granos”, indicó.
Puntualizó
que con el desarrollo de este innovador bioinsecticida, la empresa incrementó
sus ventas aproximadamente en 50 por ciento, en los últimos tres años.
Asimismo, con la obtención de la patente y la expansión del mercado en Canadá,
la compañía prevé un crecimiento de alrededor de 60 por ciento en los próximos
tres años.
Finalizó
que “fue difícil realizar la innovación, sobre todo porque es complicado que
alguien quiera arriesgar su capital para desarrollar algo que no existe y que
representa cierta incertidumbre. Pero el Conacyt creyó en la empresa y nos
apoyó, a través del PEI, con el 75 por ciento del costo del proyecto, el cual
ascendió a 11 millones de pesos”.
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