La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) reconoce 32 tipos de suelos; en este aspecto,
México una nación megadiversa se caracteriza por tener casi 30 de
este tipo de elementos naturales. Ello debido a ser una nación rica
a nivel biológico, edafológico, climático, orográfico y hasta
geológico.
Cabe
mencionar que para formar un centímetro de suelo productivo se
requieren de uno a cuatro siglos; se conforma de materiales minerales
y orgánicos sometidos al clima, la topografía, la biota (vegetación
y fauna) y a la influencia del tiempo geológico y la acción del
hombre. La génesis
de la tierra requiere desde miles hasta millones de años,
explicó Gerardo Cruz Flores, profesor de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
La
tierra es un cuerpo natural proveedor de los nutrimentos requeridos
por las plantas, así como del agua y aire necesarios para su
respiración y absorción. Ésta
se forma a partir de factores variados donde interviene la regolita,
el relieve, topografía, actividad biológica, el clima y la biota,
agregó.
La
diversidad geológica del país favorece una gran variedad de
materiales que, al integrar la superficie, le otorgan características
únicas. Si a esto agregamos que México tiene una distribución
geográfica con costas en ambos lados del territorio e influencia
marina constante, veremos que la precipitación y presión
atmosférica influyen sobre la distribución de particularidades, no
sólo en climas, sino en microclimas, añadió en el marco del Año
Internacional de los Suelos.
La
ciencia debe tomar en cuenta esos factores para entender el proceso
de formación referido —como la influencia de la biota, atmósfera,
litósfera, hidrósfera e incluso actividad humana— y considerar
diferentes componentes, como sus fracciones gaseosa, líquida,
mineral y la gama de organismos que viven ahí, subrayó el profesor.
El
científico planteó la incógnita: ¿qué tipo de problemas físicos
o químicos deben vencer las plantas para desarrollarse? Y que “en
condiciones de alta acidez, factores de toxicidad o deficiencia
nutrimental, se altera el crecimiento y desarrollo vegetal, por lo
que debemos poner atención a estos aspectos”.
Las
carencias de un terreno pueden ir desde una nitrificación deficiente
o un desbalance de cationes hasta concentraciones de calcio, magnesio
y potasio, o solubilidad de fósforo y molibdeno a niveles bajos.
Además, puede ser tóxico ante presencias elevadas de hidrógeno,
manganeso y hierro.
También
existen superficies hidromorfas que inducen estrés por exceso de
humedad, pues al carecer de oxígeno, disminuye la absorción de
nutrimentos.
Para
incrementar la producción agrícola sin deteriorar el ambiente (con
plaguicidas, pesticidas, fungicidas) es necesario mejorar las
técnicas de diagnóstico nutrimental y determinar el momento
oportuno para suministrar fertilizantes. “Incluso se podría
emplear flora con alta eficiencia en uso de los nutrimentos
suministrados”, concluyó.
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