Para
impulsar una sociedad y una economía basada en el conocimiento es
indispensable apostarle a los jóvenes, pues ellos son el motor del
desarrollo científico, tecnológico y de innovación; cabe mencionar
que la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la
Tecnología en México (Enpecyt) 2011, realizada por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 90 por ciento de
los encuestados consideran que el interés en la ciencia y la
tecnología por parte de los jóvenes es esencial para un futuro
próspero.
De
acuerdo al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de
los jóvenes depende que el país tenga un desarrollo científico y
tecnológico que impacte de manera positiva en la economía y en la
sociedad, entonces México tiene mucho potencial de crecimiento, pues
de sus 112 millones de habitantes poco más de 26 millones son
jóvenes entre 15 y 29 años, de acuerdo con cifras del último censo
del Inegi.
La
mayoría de los estudiantes (entre 15 y 29 años) descubren su
verdadera vocación y pueden comenzar una carrera científica; si
esto ocurre, los jóvenes con su creatividad y trabajo tratan de
conquistar al mundo. A lo cual, Bruce Yee Rendón, científico
mexicano que a sus 30 años realizó estudios y protocolos de
protección de la máquina de alta luminosidad del Gran Colisionador
de Hadrones (LHC, por bruce yee01 por sus siglas en inglés) destacó
que “los jóvenes son una fuerza que generan nuevas ideas y también
aportan un nuevo enfoque a las teorías ya existentes”.
En
opinión de Gabriela Caraveo, destacada científica mexicana que a
sus 40 años descubrió lo que podría ser la cura contra el
párkinson, los jóvenes son fundamentales para el desarrollo
científico pues le imprimen creatividad e ímpetu a esquemas
ortodoxos de investigación.
Indicó
que “conforme uno madura, científicamente acumula más
conocimientos y eso ayuda a realizar mejores interpretaciones porque
uno tiene más elementos; sin embargo, la maravilla de alguien joven
es que, si bien no tiene esos cúmulos de información, tiene una
nueva visión”.
Destacó
que “con los años uno se va haciendo más ortodoxo, pero alguien
más joven llega con una perspectiva completamente nueva y quizás
con un enfoque que uno jamás hubiera imaginado. Esto es lo que hace
la ciencia tan rica, el estudiar algo de la manera menos convencional
es lo que hace descubrir cosas que jamás nadie hubiera imaginado, y
lo digo por mi experiencia al utilizar un modelo de levadura para
estudiar algo del cerebro. Al principio mi equipo y yo fuimos muy
criticados, pero después los hallazgos nos dieron la razón”.
En
este mismo tenor, Arturo Fernández Téllez, científico mexicano
cocreador del denominado piano cósmico, señaló que en cualquier
centro de investigación de alto nivel, los protagonistas son los
jóvenes investigadores: “Son ellos quienes, con su ímpetu,
ambición y enormes deseos de destacar, alcanzan las metas que nos
proponemos. Creo que la clave del desarrollo de cualquier país está
en el apoyo a los jóvenes”.
Pero
para que los jóvenes puedan imprimir toda su pasión, creatividad e
ímpetu a una investigación científica o en un desarrollo
tecnológico, deben tener la vocación, es decir, deben estar
“enamorados” de ello. Pues como señaló Gerardo Herrera Corral,
líder del grupo científico y tecnológico que trabaja en el LHC,
una carrera científica está ligada a una vocación.
“Seguir
una carrera científica quizá no es una decisión personal sino la
aceptación de lo que nos dicta una voz interna. La curiosidad y el
asombro no son una elección sino un asalto, un sentimiento
inesperado”, aseguró el investigador.
Para
despertar esta curiosidad e interés de los jóvenes hacia el ámbito
científico, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt),
a través del Programa Jóvenes Talentos, realiza una amplia gama de
actividades que van desde apoyos institucionales para la realización
de proyectos orientados a dar cursos y talleres (para niños y
jóvenes) de matemáticas, bioquímica, robótica o jóvenes
científicos, mecatrónica, entre otros, hasta la realización de
cursos de verano de investigación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario