miércoles, 3 de junio de 2015

Los jóvenes, el motor de la ciencia y la tecnología


Para impulsar una sociedad y una economía basada en el conocimiento es indispensable apostarle a los jóvenes, pues ellos son el motor del desarrollo científico, tecnológico y de innovación; cabe mencionar que la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México (Enpecyt) 2011, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 90 por ciento de los encuestados consideran que el interés en la ciencia y la tecnología por parte de los jóvenes es esencial para un futuro próspero.
De acuerdo al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de los jóvenes depende que el país tenga un desarrollo científico y tecnológico que impacte de manera positiva en la economía y en la sociedad, entonces México tiene mucho potencial de crecimiento, pues de sus 112 millones de habitantes poco más de 26 millones son jóvenes entre 15 y 29 años, de acuerdo con cifras del último censo del Inegi.
La mayoría de los estudiantes (entre 15 y 29 años) descubren su verdadera vocación y pueden comenzar una carrera científica; si esto ocurre, los jóvenes con su creatividad y trabajo tratan de conquistar al mundo. A lo cual, Bruce Yee Rendón, científico mexicano que a sus 30 años realizó estudios y protocolos de protección de la máquina de alta luminosidad del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por bruce yee01 por sus siglas en inglés) destacó que “los jóvenes son una fuerza que generan nuevas ideas y también aportan un nuevo enfoque a las teorías ya existentes”.
 En opinión de Gabriela Caraveo, destacada científica mexicana que a sus 40 años descubrió lo que podría ser la cura contra el párkinson, los jóvenes son fundamentales para el desarrollo científico pues le imprimen creatividad e ímpetu a esquemas ortodoxos de investigación.
Indicó que “conforme uno madura, científicamente acumula más conocimientos y eso ayuda a realizar mejores interpretaciones porque uno tiene más elementos; sin embargo, la maravilla de alguien joven es que, si bien no tiene esos cúmulos de información, tiene una nueva visión”.
Destacó que “con los años uno se va haciendo más ortodoxo, pero alguien más joven llega con una perspectiva completamente nueva y quizás con un enfoque que uno jamás hubiera imaginado. Esto es lo que hace la ciencia tan rica, el estudiar algo de la manera menos convencional es lo que hace descubrir cosas que jamás nadie hubiera imaginado, y lo digo por mi experiencia al utilizar un modelo de levadura para estudiar algo del cerebro. Al principio mi equipo y yo fuimos muy criticados, pero después los hallazgos nos dieron la razón”.
En este mismo tenor, Arturo Fernández Téllez, científico mexicano cocreador del denominado piano cósmico, señaló que en cualquier centro de investigación de alto nivel, los protagonistas son los jóvenes investigadores: “Son ellos quienes, con su ímpetu, ambición y enormes deseos de destacar, alcanzan las metas que nos proponemos. Creo que la clave del desarrollo de cualquier país está en el apoyo a los jóvenes”.
Pero para que los jóvenes puedan imprimir toda su pasión, creatividad e ímpetu a una investigación científica o en un desarrollo tecnológico, deben tener la vocación, es decir, deben estar “enamorados” de ello. Pues como señaló Gerardo Herrera Corral, líder del grupo científico y tecnológico que trabaja en el LHC, una carrera científica está ligada a una vocación.
Seguir una carrera científica quizá no es una decisión personal sino la aceptación de lo que nos dicta una voz interna. La curiosidad y el asombro no son una elección sino un asalto, un sentimiento inesperado”, aseguró el investigador.
Para despertar esta curiosidad e interés de los jóvenes hacia el ámbito científico, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través del Programa Jóvenes Talentos, realiza una amplia gama de actividades que van desde apoyos institucionales para la realización de proyectos orientados a dar cursos y talleres (para niños y jóvenes) de matemáticas, bioquímica, robótica o jóvenes científicos, mecatrónica, entre otros, hasta la realización de cursos de verano de investigación.

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