Ni en
México ni en otros países existen rutas preferidas por los tornados
Ni en México ni en otros países existen rutas preferidas por los
tornados. Lo que existen son áreas geográficas que por sus condiciones físicas
son más propicias para su formación. En el centro de México predominan las
tormentas orográficas que pueden dar origen a tornados de baja y mediana
intensidad, en tanto que en estados como Chihuahua y Coahuila ocurren tormentas
frontales que pueden producir tornados de mediana y alta intensidad.
Lo anterior fue señalado por Oscar Velasco Fuentes, investigador
del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada
(CICESE) y uno de los pocos especialistas que tiene México en este tipo de
fenómenos, quien consideró que ocurren con más frecuencia de la que pensamos. Los
tornados, dijo, son fenómenos de escala pequeña y de muy corta duración; por
ello, no debe sorprender que en todo el mundo se reporten mucho menos tornados
de los que ocurren en realidad.
A pesar de eso, los tornados han sido observados a lo largo y
ancho de nuestro país durante por lo menos quinientos años. Por ejemplo, en el
siglo XVIII el científico novohispano Antonio Alzate, en su descripción
topográfica de la ciudad de México, escribió que "las trombas, tifones, o
culebras de agua, como las nombran aquí, se presentan muy a menudo en este
valle". Y en el siglo XIX Brasseur de Bourbourg, historiador y
arqueólogo francés, afirmaba que el "tornado es un fenómeno muy común y
sumamente notable en México."
A nivel mundial ninguno se compara con el tornado que el 26 de
abril de 1989 mató a cerca de 1,300 personas en las ciudades de Daulatpur y
Saturia, en Bangladesh. En México, el tornado más destructivo, ocurrido el 10
de mayo de 1899, mató a 22 personas en Hondo, Coahuila. En el mismo estado, el
24 de abril de 2007, en Piedras Negras, se registró otro evento que causó la
muerte de 3 personas. El más reciente, como hemos observado, es el del lunes 25
de mayo, en ciudad de Acuña, Coahuila, que dejó un saldo de 13 personas
fallecidas.
El investigador del CICESE explicó que los tornados se forman en
tormentas inmersas en una atmósfera con tendencia a girar. Estas tormentas se
producen por el ascenso elevado de aire húmedo y caliente. Dependiendo del
mecanismo que hace subir al aire, las tormentas se clasifican en frontales,
cuando dos masas de aire chocan a lo largo de un frente frío o cálido;
orográficas, cuando la masa de aire sube al encontrarse con una montaña o
cordillera, y convectivas, cuando la insolación intensa produce el ascenso
localizado de masas de aire.
Según la distribución por altitud, la mayoría de los tornados
registrados sucedieron entre los mil 500 y tres mil 500 metros, y ocurren con
mayor persistencia en Oaxaca, Morelia, Cuernavaca, Tepic y la ciudad de México.
También se cree que hay una correlación entre las densidades poblacionales y la
observación de tornados.
El interés por construir un inventario confiable y actualizado de
tornados ocurridos en México llevó a Velasco a realizar una búsqueda exhaustiva
de registros que describieran la presencia de este fenómeno meteorológico.
A través de reportes provenientes de libros, periódicos, revistas
científicas y boletines gubernamentales, publicó un catálogo de tornados
observados entre 1521 y 2010, en el cual se identifica el tornado más antiguo
del que se tiene registro en el continente americano, y dos tornados de
vórtices múltiples en la Cuenca de México y uno en San Luis Potosí. Entre los
tornados más antiguos destacan el ocurrido en Tlatelolco, México, el 21 de
agosto de 1521; e Irlanda en 1054, Praga en 1119, Estados Unidos en 1680 y
Francia en 1680.
Hasta octubre de 2010, Oscar Velasco tenía 182 eventos fechados.
“Pero a pesar de los
grandes avances científicos y tecnológicos de los últimos 50 años, el tornado
sigue siendo elusivo: todavía hoy cerca de 75% de los avisos de tornado
emitidos por el Servicio Meteorológico de Estados Unidos resultan ser falsas
alarmas”, indicó.
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