miércoles, 10 de junio de 2015

Reto para el DF y transportistas el aplicar la ley de movilidad

La Ciudad de México que rebasó hace varias décadas su dimensión racional, con una población superior a los 20 millones de habitantes, que genera y atrae cerca de 31 millones de viajes al día y una posesión vehicular cercana a los 6 millones de automóviles, la presión para la prestación de servicios públicos, hacen de la movilidad su gran reto.
Aunado a que en el DF se padece de una gran carencia de planeación y una estrategia clara de movilidad basada en criterios de continuidad y de fomento a un desarrollo congruente del transporte urbano, ha provocado niveles de calidad del aire poco aceptables, una movilidad complicada y carente de respeto hacia el peatón, una inseguridad y accidentalidad preocupante, y un servicio de transporte público que no cumple los niveles de calidad que todo capitalino espera.
Por ello, se habla de que el modelo de transporte de concesiones individuales sobrevivió a cincuenta años de desarrollo del país y de la ciudad en particular, mostrándose eficiente en su funcionamiento. Posteriormente, la estatización del transporte generó una pausa que permitió la convivencia de la ley con el desarrollo de la ciudad pero, con la quiebra de Ruta 100, requería una revisión.

Cabe recordar que la Ley de Transporte de 1995 definió prioridades: buscaba la organización del transporte y establecía pautas claras entre la autoridad y el transportista, además de atender al usuario y definir en sus reglamentos una fórmula tarifaria. Sin embargo, imperaba el desorden y la complicidad entre autoridades y transportistas, las decisiones se basaban en una búsqueda de calma organizacional que inducía a una autorregulación, en la mayoría de los casos, sin controles o sanciones, ni normas locales para regular el servicio.
Pero la nueva Ley de Movilidad 2014 padece por prevalecer entre los transportistas el problema de observancia de la ley, su aplicación igualitaria y el entendimiento de la problemática de la movilidad, del transportista, del ciudadano, y de la discrecionalidad para la definición tarifaria por parte de la autoridad.
Por ello es necesario alcanzar un cambio planificado, con el consenso de las partes, reglas claras para todos, un tiempo de ejecución viable y el cumplimento verificado por las autoridades y la representación social. Ha pasado un tiempo considerable para desarrollar esas capacidades en las organizaciones de transportistas, pero han empezado a adaptarse a los retos, a la búsqueda de verdaderas soluciones y a negarse a los paliativos para el servicio de transporte público en la Ciudad de México, comentó Jesús Padilla Zenteno, director general de CISA-Metrobús y presidente de la Asociación Mexicana de Transportes y Movilidad.
Añadió que la Ley de Movilidad, es un esfuerzo muy importante de la Asamblea Legislativa y el Gobierno del Distrito Federal (GDF), que busca implantar un nuevo marco legal regulatorio de la movilidad con un enfoque que reconoce el derecho a la movilidad, prioriza el espacio vial y establece criterios de planeación, que anteriormente privilegiaban al automóvil, generando severos problema ambientales y de equidad. Respecto al tema del transporte público, la Ley de Movilidad señala varios elementos de fortalecimiento institucional para regularlo, ante la nueva realidad de la ciudad.

Uno de estos elementos es la modernización del transporte público a través de un Sistema Integrado de Transporte, que articule los servicios del transporte concesionado y los administrados por el GDF de manera física, operacional e informativa (con un mismo medio de pago).Otro es el otorgamiento de concesiones sólo a personas morales, con el fin de extinguir el actual modelo hombre-camión, y apostar por corredores de transporte con recaudo centralizado, a través de la creación de un órgano regulador del transporte. Sin embargo, 136 de los 261 artículos que comprende la ley ya existían, y aún en el 2015 no se publican reglamentos, decretos de creación y de actuación, necesarios para la operación de la ley y evitar contraposiciones normativas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario