martes, 29 de marzo de 2016

Parásitos que atacan a perros de hogar un riesgo de salud pública

La presencia de los parásitos zoonóticos Cryptosporidium spp y Toxocara cannis en caninos de compañía ha sido detectada en distintas demarcaciones de la Ciudad de México, sin que existan datos precisos sobre perros domiciliados parasitados, lo que constituye un riesgo relevante de salud pública, advirtió Ignacio Martínez Barbabosa, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El especialista de la Unidad Xochimilco sostuvo que la cryptosporidiosis –causada por el parásito– era poco conocida antes de 1976, cuando se reportaron los primeros casos en personas con inmunocompromiso.
Sin embargo, con la aparición del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) se demostró que se comporta como un parásito oportunista causante de diarrea en inmunocomprometidos, niños de seis a 24 meses de edad y adultos inmunocompetentes.
Aunque son enfermedades que se dan con más frecuencia en países del llamado Tercer Mundo en los que se carece de servicios sanitarios básicos –agua potable y drenaje– ha quedado demostrado que es una de las infecciones entéricas más frecuentes en humanos y animales, así como un problema de salud pública mundial. 
Martínez Barbabosa explicó que el principal mecanismo de infección es la presencia de ooquistes esporulados en agua y alimentos contaminados con materia fecal de animales o humanos parasitados conCryptosporidium spp. Cuando el perro husmea en jardines buscando defecar puede resultar infectado por heces de otros caninos o por él mismo al asearse la región anal.
En la especie, la infección por estos parásitos se observa con mayor frecuencia en individuos jóvenes y cursa en forma asintomática, en general, pero cuando las secuelas aparecen las más frecuentes son fiebre y diarrea acuosa acompañada de moco de olor fétido, dolor abdominal, falta de apetito y pérdida de peso, entre otras.
En los seres humanos, el Cryptosporidium produce un síndrome diarreico de intensidad y duración variables. En personas inmunocompetentes presenta cuadros de diarrea acuosa y voluminosa con moco. En personas inmunocomprometidas, en especial con SIDA, la diarrea tiende a ser severa y persistente, acompañada de fiebre, náusea, vómito, ataque al estado general e importante pérdida de peso con alto grado de morbilidad y mortalidad.
Otro grupo humano en riesgo de adquirir la infección lo constituyen personas desnutridas, sobre todo niños menores de dos años de edad; en casos graves produce desequilibrio hidroelectrolítico severo que puede conducir a la muerte del paciente.

En menores de edad hospitalizados es la cuarta o quinta causa de diarrea aguda e incluso ocupa el primer lugar como agente etiológico parasitario en pacientes con SIDA. En países en desarrollo es causa significativa de desnutrición y muerte infantil.
Gran cantidad de brotes reportados ha sido producida por frutas y vegetales lavados con agua contaminada; además, los parásitos sobreviven a la cloración, la yodación, así como a la refrigeración o el calentamiento pues requieren temperaturas por arriba de los 72 grados centígrados durante un minuto para su inactivación.
El doctor Martínez Barbabosa mencionó que la presencia de geohelmintos constituye otro problema relevante de salud. Las larvas de Toxocara canis, explicó, afectan diversos órganos, tanto en perros como en humanos.
La forma de infección es el huevo larvado, que al ser ingerido eclosiona y libera la larva que puede migrar y producir granulomas en diferentes órganos y tejidos cuyo grado de afectación estaría en proporción directa con el número de huevos larvados infectantes ingerido.
Los niños menores de edad son los más dañados; los principales factores de riesgo son la geofagia –causada por comer tierra– y el contacto estrecho con perros. 
La forma más grave de esta enfermedad es la larva migrante ocular, ya que una sola puede causar ceguera unilateral o afectar el cerebro y provocar la muerte, precisó el investigador.
Entre mayo y julio de 2013 se realizó un muestreo exploratorio descriptivo para la búsqueda de ooquistes deCryptosporidium spp y otros parásitos en perros domiciliados de la Ciudad de México.
Ese trabajo incluyó el análisis de 183 muestras de materia fecal obtenida de perros aparentemente sanos y bien cuidados –113 machos y 70 hembras con edades de tres meses a 12 años– colectadas en 12 delegaciones del Distrito Federal: Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Hidalgo, Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco.
De acuerdo con los resultados obtenidos, la frecuencia de perros infectados con enteroparásitos y sus porcentajes de infección por Cryptosporidium spp; T. canis y Ancylostomideos fue de 21 (11.5 por ciento), 11 (6 por ciento), y 7(3.8 por ciento), respectivamente.
El nivel de infección de Cryptosporidium spp resultó estadísticamente significativo en perros de razas de pelo largo: pastor alemán, golden, cocker y en criollos.
De esta manera se comprobó la presencia de Cryptosporidium y otros parásitos zoonóticos intestinales en perros domiciliados de la Ciudad de México. Los resultados sugieren que los perros de las delegaciones Iztacalco y Tlalpan representaron mayor riesgo para transmitir las formas infectantes de Cryptosporidium, T. canis y Ancylostomideos a sus dueños.
Martínez Barbabosa consideró que los niveles de infección de enteroparásitos obtenidos en los perros estudiados no deben subestimarse; a pesar del reducido número de las muestras que comprendió el estudio es importante desde el punto de vista epidemiológico, puesto que se trata de animales domésticos asintomáticos pero parasitados que eliminan de manera constante al medio ambiente ooquistes y huevos de parásitos capaces de infectar a otros animales y personas.
Al respecto señaló que otros estudios han detectado en el pelo de perros domiciliados la presencia de huevos deToxocara canis en diferente estadio de evolución y potencialmente infectantes para las personas mediante contacto directo. La manipulación del pelo de estos perros sin la precaución higiénica adecuada facilita la transmisión de estas enfermedades.

Para la prevención de los padecimientos zoonóticos transmitidos por el perro es indispensable la participación directa de los dueños, con acciones tales como la desparasitación semestral, el control adecuado de excretas y la esterilización programada; esta última con el fin de contribuir a la disminución de la población canina callejera.

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