Estudiantes de ingeniería ambiental y de ingeniería en
mecatrónica del Instituto Tecnológico del estado de Colima (ITEC)
aprovechan el bagazo de caña de azúcar que desechan ingenios de la
región para transformarlo en plástico biodegradable.
La
estudiante de ingeniería ambiental, Verónica Citlali Salazar
Salazar, señaló que el proyecto BioCane tiene
como finalidad crear un plástico biodegradable al medio ambiente
utilizando el residuo de la industria cañera, con lo que se evita
generar más costos a este proyecto.
En
primer lugar, expuso que el bagazo de la caña de azúcar es sometido
a un proceso de secado y triturado y se mezcla con otras sustancias
para que se cree el bioplástico y explicó que “con este proyecto
se logrará reducir la generación de plásticos derivados del
petróleo, se le dará más vida útil a los rellenos sanitarios y se
reducirá la contaminación atmosférica, ya que últimamente se está
quemando el bagazo de la caña de azúcar”.
Sobre
esta propuesta en particular, el asesor, Olimpo Lúa Madrigal, quien
es coordinador institucional de proyectos de innovación en este
plantel educativo, especificó que se desarrolla un proceso en el
cual se transforma el bagazo de caña en bioplástico y así se
aprovecha este residuo que surge de los ingenios y que se está
utilizando indebidamente porque se tira o se quema.
Puntualizó
que “aunque en algunas partes el bagazo se da como alimento para
ganado todavía no se ha aprovechado al cien por ciento, por ello se
pretende convertirlo por medio de un proceso en bioplástico para que
tenga varias aplicaciones como película de empaque o para hacer
ángulo perfil, que se utiliza para los empaques de limón o de
mango”.
En
lo que se refiere al proceso sostuvo que la innovación se centra en
una sustancia que utilizan los estudiantes en el secado y triturado
del bagazo de caña, lo que produce una pasta con características
similares a un plástico y por eso se le llama bioplástico.
Después
esa pasta pasa por algunas operaciones de conformado, se deposita en
moldes y se deja enfriar. “Pero esa sustancia se mantiene en
secreto porque la innovación del proceso radica en ella, por eso no
la quieren hacer tan abierta”, señaló el asesor.
Lúa
Madrigal añadió que no es innovador y que no es un secreto que el
bagazo se pueda lavar, triturar y moler hasta convertirse en polvo y
esa sustancia permite que se adhieran las partículas y generen una
estructura molecular parecida al plástico, el cual puede convertirse
en un producto determinado a través de moldes.
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