Ya sea por imitación, curiosidad, pertenencia
a un grupo o para aparentar ser interesante ante los demás, son algunos de los
motivos por los que la gente inicia su adicción al tabaco, que en México ocurre
entre los 12 y 13 años de edad, justo cuando está en desarrollo el organismo
humano, en especial el cerebro, el cual se ve comprometido.
Además, esta adicción representa una amenaza
al avance de México, debido al gasto que se destina al tratamiento de
enfermedades relacionadas, alertó Guadalupe Ponciano Rodríguez, académica de la
Facultad de Medicina (FM) de la
UNAM.
En la actualidad, el tabaco es causa de
muerte de casi seis millones de personas al año en el planeta, y según datos de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día 100 mil niños de entre 12 y
15 años de edad prueban su primer cigarrillo. La nicotina, su principal
sustancia activa, ocasiona una adicción casi inmediata en la mayoría de los
consumidores primerizos.
El organismo internacional advierte que de
continuar el aumento de fumadores, para el año 2030 la cifra de muertes
relacionadas llegará a ocho millones por año; las naciones con menos ingresos
serán las más afectadas.
En el marco del Día Mundial sin Tabaco, que
se conmemora mañana, 31 de mayo, la especialista en adicciones indicó que las
mujeres son más susceptibles a sus efectos negativos; no obstante, de 2002 al
2011 la cantidad de fumadoras se duplicó en nuestro país. En el Estado de
México, por ejemplo, ellas fuman en mayor proporción que los varones.
A largo plazo, esto significa una amenaza al
desarrollo de México, debido al gasto que se destina al tratamiento de
padecimientos relacionados con el tabaquismo, como los cardiovasculares,
cerebrovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de
pulmón, principalmente. “Actualmente gastamos alrededor de 70 mil millones de
pesos cada año en la atención de estas cuatro afecciones”, remarcó.
Al respecto, la OMS señala que el aumento del
gasto relacionado al tabaquismo y sus consecuencias en la salud ocasionan una
disminución en la productividad económica de las naciones, acentúan la
desigualdad y aumentan la pobreza.
Ante la situación, y para conmemorar la
efeméride, instituyó este año el lema El tabaco, una amenaza para el desarrollo. La razón: esta adicción y la lucha
antitabaco obligan a aumentar el gasto sanitario y produce una reducción de la
productividad, generando costos sustanciales para la economía de los países.
En el cultivo del tabaco se utilizan grandes
cantidades de plaguicidas y fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar
fuentes de suministro de agua. Cada año, estos cultivos utilizan 4.3 millones
de hectáreas de tierra y causan entre dos y cuatro por ciento de la
deforestación del planeta. La fabricación de productos de tabaco genera dos
millones de toneladas de residuos sólidos.
Pero no nada más el tabaquismo es un riesgo
sanitario; intentar superar esta adicción, una de las más fuertes y complejas,
puede ser un peligro si no se busca ayuda de un especialista, advirtió Ponciano
Rodríguez.
Existen varios mitos respecto a técnicas y
tratamientos que no cuentan con registros, metodologías ni pruebas científicas
que lleven a considerarlos una alternativa.
En diversos medios digitales como blogs o canales de videos es posible
encontrar recetas que prometen dejar el tabaco en periodos cortos de tiempo,
con efectividad del cien por ciento: desde jarabes naturales a base de nabos y
rábanos, bebidas preparadas con bicarbonato de sodio y aceites inhalables,
hasta raíces masticables.
Guadalupe Ponciano señaló que algunos de
estos remedios pueden causar más daño, sin importar que sean naturales, pues
las personas no saben qué efectos pueden tener en el organismo. “Alguien con
problemas de hipertensión no puede beber bicarbonato de sodio ni sal; en cuanto
a los rábanos, tienen demasiado hierro, que es irritante ¿Qué le ocurriría a
quien no sabe que tiene gastritis o ulcera gástrica?”.
Por ello, recomendó acercarse a un
especialista de la salud a fin de tener un diagnóstico de su caso, porque no
hay dos fumadores iguales, y en esto influye de manera determinante la
dependencia física y psicológica. “Por una parte, cada organismo necesita en
diferente intensidad del cigarro y, por otra, los fumadores construyen una
relación emocional particular, que llega a ser más fuerte que con otra
persona”.
Es posible establecer un tratamiento
profesional adecuado y personalizado, que contempla medicamentos para controlar
el síndrome de abstinencia, y terapia cognitivo-conductual como apoyo
psicológico, que podría prolongarse hasta por un año a manera de seguimiento y
para evitar recaídas, finalizó.
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