Pese a estar cada
vez más lejos de las grandes urbes y más cerca del peligro, ranas, sapos,
salamandras, ajolotes y cecilias conforman la clase de especies anfibias,
pequeña fauna que en alguna fase de su vida transita del medio acuático al
terrestre, o viceversa, y cuya presencia, escasez o ausencia revela el estado
en que se encuentran los ecosistemas a consecuencia de la pérdida de hábitat.
Además que se han
visto afectadas estas poblaciones por el calentamiento global, la
contaminación, las especies invasoras, la sobreexplotación, el tráfico de
especies y las enfermedades que afectan gravemente a sus poblaciones, como la
quitridiomicosis, aún mantienen una amplia diversidad mayor a 360 especies de
anfibios que hace de México, el quinto lugar mundial en posesión de estos
animales.
Emblemática
muestra de la situación de los anfibios de México es el ajolote , curiosa
especie endémica del sistema lacustre del valle de México y prominente en
la cultura prehispánica. Se le relaciona con Xólotl, hermano
del dios azteca Quetzalcóatl, y con el movimiento y la vida pues, según la
mitología, logró distintas metamorfosis para escapar de la muerte hasta
convertirse en el pez axólotl. El prefijo átl-,
significa agua, por lo que al ajolote se le llama también “monstruo acuático”.
De cabeza ancha y
ojos redondos sin párpados, branquias (además desarrolla pulmones), patas
cortas y cola en forma de aleta que utiliza al nadar, “el pez
caminante” o ajolote está clasificado “en peligro
crítico” en la Lista Roja de la UICN, principalmente por la reducción
de su hábitat y la contaminación del lago y los canales de
Xochimilco, en la Ciudad de México, el ajolote tiene un área
protegida en el Parque Ecológico de Xochimilco y aparece con categoría
de “protección especial” en la NOM 059-SEMARNAT.
En 2004, tras
realizar una evaluación global de los anfibios, la Unión Mundial para la
Conservación de la Naturaleza dio a conocer que entre un tercio y la mitad de
los anfibios se encuentran en peligro de extinción, y que unos 120 linajes de
esas especies ya han desaparecido del planeta.
Los anfibios constituyen un grupo ecológicamente
importante de 6 mil 333 especies en el mundo, de las cuales México posee
alrededor de 360. El 60% de estas son endémicas, por lo que nuestro país ocupa
el quinto puesto entre los países con más diversidad de anfibios.
El 70% del endemismo de los anfibios mexicanos se
concentra principalmente en zonas restringidas, como las islas del Golfo de
California, la Sierra Madre del Sur de Guerrero y Oaxaca y el Eje Volcánico
Transversal.
Según los científicos mencionados, 613 especies,
que corresponden al 53% de reptiles y anfibios de México, ya presentaban algún
grado de amenaza en 2004. Y precisamente en las principales reservas del país
encontraron que la situación de unos y otros era más apremiante que la de
mamíferos y aves, ya que solo un pequeño número de especies estaba protegido.
Los cinco sitios de anfibios más importantes de
México son la Reserva de la Biósfera de Los Tuxtlas, en Veracruz, con 145
especies; la Reserva de la Biósfera Sierra Gorda de Querétaro, con 98; el Área
de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California, con 89; la
Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, en Oaxaca, con 51; la Reserva de la
Biósfera Chamela-Cuixmala, en Jalisco, con 40, y el Área de Protección de Flora
y Fauna Cañón de Santa Elena, en Chihuahua, con 28 especies de anfibios y reptiles.
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