Jan Jarab,
representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, señala
que el derecho al agua y al saneamiento requiere una atención explícita para las
personas más desfavorecidas en México.
Detalló que México es un país con
marcadas desigualdades socioeconómicas, altos niveles de pobreza y con una
distribución geográfica de agua que no coincide con la de su población: existen
regiones con gran escasez de agua y otras con fuertes lluvias e inundaciones.
A esto se añade que casi tres
cuartas partes del agua que se extrae de ríos, lagos y acuíferos se utiliza
para el riego, y familias enteras no reciben agua por varias semanas en varias
zonas, indicó Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El paisaje se torna aún más
sombrío en el tema del agua –uno de los indicadores relacionados con la calidad
de vida de las personas–, señaló el funcionario del organismo internacional,
cuando se tiene en cuenta que más del 20% del agua superficial se encuentra
contaminada y más de 120 acuíferos (de los 653 reportados por el Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en 2013) se encuentran
sobreexplotados. En las ciudades se desperdicia alrededor de 40% del agua y
solo el 47% de las aguas residuales colectadas reciben tratamiento.
Subrayó que “estas cifras
reflejan parte de una situación muy preocupante respecto a este recurso, a su
conservación, su papel en el medio ambiente y su impacto en la vida de esta y
de las futuras generaciones”.
De acuerdo con el libro
Diagnóstico del agua en las Américas, publicado en 2012 por la Red
Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS, por sus siglas en inglés),
México es el décimo más poblado del mundo, con una tasa anual de crecimiento poblacional
de 1.4%, y una distribución espacial de la precipitación diferente en el
territorio nacional. En el estado de Tabasco (sureste), por ejemplo, cae una
cantidad de agua 13 veces mayor que la que ocurre en Baja California
(noroeste).
Jan Jarab comentó que el relator
especial sobre el derecho humano al agua potable y al saneamiento, Léo Heller,
invitado por el gobierno mexicano, visitó nuestro país el pasado mayo y, tras
su inspección, reconoció que el país enfrenta numerosos retos para asegurar derechos
humanos al agua potable y al saneamiento de su población. Esto incluye la
necesidad de una nueva Ley General de Agua y Saneamiento que incorpore un
enfoque de derechos humanos, genere claridad y eficiencia entre los diferentes
niveles del gobierno y permita regular las prestaciones de servicios.
“El relator concluyó en esa
visita –recordó Jan Jarab–, que la mera existencia de infraestructura no se
traduce en un acceso real al agua y al saneamiento en las casas de las
personas; que los recortes de presupuesto en el sector son riesgosos, que las
necesidades domesticas de todos los individuos, familias y comunidades deben
tener la más alta prioridad entre los diversos usos del agua. Que debe haber un
reconocimiento del impacto que las actividades económicas industriales tienen
en el agua, en el medio ambiente y en la salud, y que las personas pobres y
marginadas deben ser la prioridad en la atención de estos derechos”.
Hay que reiterar, señaló el
representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible –aprobada
por los dirigentes nacionales y en vigor desde el 2016– tiene un objetivo
específico para garantizar la disponibilidad del agua y su gestión sostenible y
el saneamiento para todos que incluye varias metas, como la del acceso
universal y equitativo al agua potable a un precio asequible.
En el mundo la escasez de agua
afecta a más del 40% de la población mundial (más de 7,500 millones de
personas). Además que más de 1,700 millones de personas en el mundo viven
actualmente en cuencas donde el consumo de agua es superior a la recarga
(sobreexplotación). Alrededor de 663 millones de personas todavía carecen de
acceso al agua y al menos 1,800 millones de personas en el mundo utilizan una
fuente de agua potable que está contaminada. Más del 80% de las aguas
residuales resultantes de las actividades humanas en el mundo se vierte en ríos
o en el mar sin que se eliminen los contaminantes, y cada día cerca de mil
niños mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles, relacionadas con
el agua y el saneamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario