De acuerdo a Simon Blake,
Director EMEA (Europa, Medio Oriente, África) de de la empresa Vertiv, si bien
antes al entrar a la adultez una prioridad era aprender a manejar un automóvil,
en el futuro cercano eso parece cambiará. Lo cual, vislumbra el hacer
realidad lo visto en las películas de ciencia ficción y cómics en donde los
robots se encargarían de todo, que sólo tendría que sentarse el conductor y
ponerse a leer.
Años
más tarde y tras interminables horas de andar en carreteras y circular por las
ciudades, ese sueño se había disipado finalmente, pero eso fue hace años. Ya
que en un futuro cercano parece que se hará realidad para la próxima generación
de aprendices.
Los
vehículos autónomos son muestra de una tecnología de rápida maduración.
Mientras Tesla y Google crean una visión en la conciencia del consumidor, los
vehículos autónomos están dejando huella en el mundo de los negocios.
La
industria minera y agropecuaria, entre otras, han demostrado ser un campo
productivo de pruebas de la tecnología autónoma. Esto es gracias a la ausencia
de peatones, leyes y demás obstáculos que van de la mano con la conducción en
carreteras públicas, lo cual propicia que las empresas rebasen los límites
tecnológicos.
Algunos
ejemplos de esta labor de las marcas es Volvo que ha sacado provecho de ello al
ser pionero en el uso de camiones autónomos con Boliden, minera suiza. Por un
lado, la empresa evita riesgos de seguridad al sacar de la mina al personal y
llevarlo a la superficie, al tiempo que mejora la eficacia de la actividad. Los
camiones no tienen recesos ni cambian de turnos. Por consiguiente, están en
pleno funcionamiento todo el día, con lo que se obtienen grandes ganancias de
productividad.
De
esta forma, la presión que se ejercerá sobre la infraestructura digital será
manejable. Una vez que la tecnología consiga una adopción generalizada de los
consumidores, los niveles de conectividad necesarios para apoyar la posterior
explosión de datos exigirán un cambio de enfoque en los profesionales de
operaciones e infraestructura.
Por
su parte, indicó el especialista, IDC afirmó que los automóviles conectados y
automáticos suponen una importante contribución al volumen global anual de
datos al ascender a 44 zeta bytes en 2020. A modo de contexto, el tráfico
actual es de 7 zeta bytes. Es probable que esto cambie la perspectiva a los
profesionales de operaciones e infraestructura. “Si bien hablamos de centros de
datos definidos por la empresa y de la naturaleza evolutiva de la
‘infraestructura crítica’, también debemos reconocer que los vehículos
autónomos formarán parte de lo habitual”.
Para
hacer frente al aumento de la demanda, la resiliencia y disponibilidad de los
centros de datos serán fundamentales. Estos vehículos deberán seguir conectados
y ser accesibles desde las computadoras que gestionan sus datos. Necesitaremos
conocer la ubicación de estos vehículos –y ellos también– de modo que cuando
hablemos de gestión de la carga de trabajo, todo será muy distinto. Si los
profesionales de operaciones e infraestructura lo hacen bien, podrían cosechar
enormes beneficios económicos y sociales.
Incluso
KPMG prevé que los vehículos conectados y autónomos beneficiarán a la economía
del Reino Unido por la suma de 66 millones de dólares anuales en 2030. Con la
seguridad y las ventajas del entorno que se podrán obtener.
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