jueves, 13 de julio de 2017

Poco a poco se insertan los vehículos autónomos en la economía

De acuerdo a Simon Blake, Director EMEA (Europa, Medio Oriente, África) de de la empresa Vertiv, si bien antes al entrar a la adultez una prioridad era aprender a manejar un automóvil, en el futuro cercano eso parece cambiará. Lo cual, vislumbra el hacer realidad lo visto en las películas de ciencia ficción y cómics en donde los robots se encargarían de todo, que sólo tendría que sentarse el conductor y ponerse a leer.
Años más tarde y tras interminables horas de andar en carreteras y circular por las ciudades, ese sueño se había disipado finalmente, pero eso fue hace años. Ya que en un futuro cercano parece que se hará realidad para la próxima generación de aprendices.
Los vehículos autónomos son muestra de una tecnología de rápida maduración. Mientras Tesla y Google crean una visión en la conciencia del consumidor, los vehículos autónomos están dejando huella en el mundo de los negocios.
La industria minera y agropecuaria, entre otras, han demostrado ser un campo productivo de pruebas de la tecnología autónoma. Esto es gracias a la ausencia de peatones, leyes y demás obstáculos que van de la mano con la conducción en carreteras públicas, lo cual propicia que las empresas rebasen los límites tecnológicos.

Algunos ejemplos de esta labor de las marcas es Volvo que ha sacado provecho de ello al ser pionero en el uso de camiones autónomos con Boliden, minera suiza. Por un lado, la empresa evita riesgos de seguridad al sacar de la mina al personal y llevarlo a la superficie, al tiempo que mejora la eficacia de la actividad. Los camiones no tienen recesos ni cambian de turnos. Por consiguiente, están en pleno funcionamiento todo el día, con lo que se obtienen grandes ganancias de productividad.
De esta forma, la presión que se ejercerá sobre la infraestructura digital será manejable. Una vez que la tecnología consiga una adopción generalizada de los consumidores, los niveles de conectividad necesarios para apoyar la posterior explosión de datos exigirán un cambio de enfoque en los profesionales de operaciones e infraestructura.
Por su parte, indicó el especialista, IDC afirmó que los automóviles conectados y automáticos suponen una importante contribución al volumen global anual de datos al ascender a 44 zeta bytes en 2020. A modo de contexto, el tráfico actual es de 7 zeta bytes. Es probable que esto cambie la perspectiva a los profesionales de operaciones e infraestructura. “Si bien hablamos de centros de datos definidos por la empresa y de la naturaleza evolutiva de la ‘infraestructura crítica’, también debemos reconocer que los vehículos autónomos formarán parte de lo habitual”.
Para hacer frente al aumento de la demanda, la resiliencia y disponibilidad de los centros de datos serán fundamentales. Estos vehículos deberán seguir conectados y ser accesibles desde las computadoras que gestionan sus datos. Necesitaremos conocer la ubicación de estos vehículos –y ellos también– de modo que cuando hablemos de gestión de la carga de trabajo, todo será muy distinto. Si los profesionales de operaciones e infraestructura lo hacen bien, podrían cosechar enormes beneficios económicos y sociales.

Incluso KPMG prevé que los vehículos conectados y autónomos beneficiarán a la economía del Reino Unido por la suma de 66 millones de dólares anuales en 2030. Con la seguridad y las ventajas del entorno que se podrán obtener.

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