El sismo que se sintió la noche
del jueves pasado en parte del territorio mexicano tuvo, al menos en la Ciudad
de México, la tercera o quinta parte de intensidad de lo que se percibió en el
terremoto de 1985, precisaron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), a partir de las mediciones que obtuvieron en la estación de
Ciudad Universitaria. Asimismo, confirmaron la presencia de un tsunami frente a
las costas de Chiapas en la frontera con Guatemala minutos después del sismo
con olas de dos y tres metros.
Xyoli Pérez Campos, del Servicio
Sismológico Nacional (SSN) informó que el movimiento telúrico registrado a las
23:49 horas de magnitud de 8.2 en la escala de Richter se localizó en el mar
aproximadamente a 133 kilómetros al suroeste de Tijijiapa, Chiapas, a 58
kilómetros de profundidad.
Hasta las 10:15 de la mañana de
este viernes el SSN había registrado 266 réplicas, de las cuales, 13 tuvieron
magnitudes de 5 y la mayor de 6.1, la cual ocurrió 28 minutos después del sismo
principal. El tiempo que tardó en sentirse el movimiento desde el epicentro a
hasta la Ciudad de México fue de 135 segundos.
En conferencia de prensa en el
auditorio Tlayolotl, en Ciudad Universitaria, los expertos en el tema
comunicaron que en los estados de Oaxaca y Chiapas se sintió el sismo con mayor
intensidad. “Es posible que se sigan teniendo réplicas y que pueden llegar a
magnitudes de 7, sin embargo, no sabemos ni cuándo ni de qué magnitud podrían
ser, por eso la recomendación es estar atentos”, recomendó Pérez Campos.
Sobre las supuestas luces vistas
en diferentes puntos del país durante el sismo, la investigadora aseveró que no
hay explicación y que no están relacionadas con el movimiento ni con la última
prueba nuclear realizada por Corea del Norte, “un evento que ocurrió al otro
lado del mundo, que no tiene ni la magnitud ni la energía suficiente para
provocar sismos al otro lado del mundo”.
Según Pérez Campos, el gran sismo
que se ha comentado por varios años que ocurrirá no fue el del jueves 7 de
septiembre. El movimiento que se espera, que sería de magnitud 8, corresponde a
la zona de las costas de Guerrero de una zona conocida como el GAP de Guerrero,
una brecha sísmica ubicada en el océano Pacífico mexicano que tiene una
extensión de 230 kilómetros.
La jefa del SSN añadió que un
sismo con epicentro en la zona GAP de Guerrero tardaría en sentirse en la
Ciudad de México menos de 80 segundos, pues se requiere tiempo para que se
procese la información y se active la alerta sísmica.
La especialista apuntó que se
cuenta con registro instrumental sísmico a partir de 1910, año en el que se
fundó el Sistema Sismológico Nacional, desde entonces los terremotos más
fuertes que se han tenido han sido los de 1932, en las costas de Jalisco y Colima
con una magnitud de 8.2 y el de 8.1 de 1985. “Hacia atrás no tenemos registros
instrumentales, pero sí hay evidencias que ocurrió un sismo en las costas de
Oaxaca y Guerrero con una magnitud entre 8.4 y 8.6, en 1787”.
Pérez Campos agregó que hubo registro
de un sismo de magnitud 8 con un mecanismo y localización similar al de la
noche anterior, el cual ocurrió el 15 de enero de 1931, y en la misma zona otro
más en 1999 de 7.1.
Las diferencias entre los sismos
de 1985 y 2017
La experta precisó que hay dos
características importantes entre el sismo del jueves y el ocurrido en 1985. La
primera es la localización, el más reciente se localizó al suroeste de
Tijijiapa, Chiapas, a más de 650 kilómetros; mientras que el de hace tres
décadas tuvo su epicentro en las costas de Guerrero y Michoacán a no más de 400
kilómetros de la ciudad. Técnicamente fueron dos tipos de movimientos
diferentes.
“No podemos saber cuándo va a
haber un sismo, lo que hay que tomar en cuenta es que México es un país
altamente sísmico, por lo que podemos tener no sólo una réplica sino otro sismo
en cualquier momento, por eso la población debe estar consciente, en un país
sísmico no podemos bajar la guardia”, recalcó Xyoli Pérez.
Cómo ocurrió el evento geofísico
El movimiento fue ocasionado por
la subducción de la Placa de Cocos: “Tuvimos a la placa de Cocos metiéndose por
debajo de la placa de Norteámerica. Esto es parte del contexto tectónico del
país, que es afectado por la interacción de cinco placas”, describió.
Recordó que México es un país
sísmicamente activo y prueba de ello son los 15 mil 400 sismos que registró el
SSN en 2016. Además, Pérez Campos informó que al no tener monitoreado todo el
país, existe una colaboración de la sociedad para contestar encuestas de
percepción, para saber y conocer cómo sintieron las personas el sismo y las
afectaciones que observaron a su alrededor, estas encuestas llegarán
próximamente a la Universidad Autónoma de Nuevo León para generar un mapa de
intensidades macrosísmicas, y así tener más información de lo que la población
percibió del movimiento.
Comentó que hasta ahora no han
recibido respuesta a la encuesta de la
zona del epicentro, “seguramente porque no ha sido posible tener comunicación
en internet”.
Más datos
Leonardo Ramírez Guzmán, jefe de
la Unidad Sismológica del Instituto de Ingeniería de la UNAM, indicó que se
cuenta con una red de unas 160 estaciones de las cuales se obtiene información
que sirve para determinar la magnitud, el tamaño y la ubicación del sismo, pero
también para generar estimaciones de pérdidas causadas por el movimiento del
terreno.
“Para este sismo las estimaciones
iniciales indicaron que 50 millones de personas estuvieron expuestas al sismo,
es decir, que lo sintieron, y aproximadamente 37 o 38 millones lo percibieron
de manera moderada a fuerte”, detalló el investigador.
Ramírez Guzmán sostuvo que el
sismo con epicentro en las costas chiapanecas tuvo niveles de intensidad, al
menos en la capital del país, de una tercera o una quinta parte de lo que se
observó en 1985, por eso, “hay que ser cuidadosos con las aseveraciones del
desempeño que tuvieron nuestras estructuras, no fue un sismo del que se
esperara, en la Ciudad de México, que ocasionara daños”. Explicó que esta
proporción se refiere a los niveles medidos de aceleración, no a la magnitud
del evento, que es la energía liberada.
Un sismo con tsunami
En conferencia de prensa, Jorge
Zavala Hidalgo, jefe del Servicio Mareográfico, señaló que a causa del sismo sí
se registró un tsunami de “relativa importancia” que alcanzó hasta tres metros
en unos sitios y en otros dos metros, (las zonas afectadas fueron Puerto
Chiapas, Salina Cruz, Huatulco y Acapulco). “Asociado a este sismo el riesgo de
tsunami ya es mucho menor, pero de presentarse replicas, aunque fueran menores,
quizá se siga produciendo oleaje fuerte por las oscilaciones que ya están
presentes”.
Hugo Delgado, director del
Instituto de Geofísica de la UNAM, señaló que “debido a la enorme
responsabilidad” que tiene la UNAM para ofrecer este tipo de servicios de
monitoreo para beneficio de la población, y poder mantener las redes, se
necesitan presupuestos para ampliarlas, operarlas y mantenerlas. “Requerimos un
apoyo importante para tener la capacidad en términos de recursos humanos para
dar atención y procesar la información y esta llegue lo más rápido posible. Por
ello, hacemos un llamado al Congreso de la Unión para obtener este apoyo y
fortalecer los servicios geofísicos que opera la UNAM”.
En su oportunidad, Luis Álvarez
Icaza, director del Instituto de Ingeniería de la UNAM, añadió que lo que se
aprende de este tipo de fenómenos es que hace falta adecuar los códigos de
construcción en los estados, lo que es una tarea pendiente.
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