Cuando la literatura se une al viaje, el resultado
suele mostrar una nueva mirada a lo establecido, a lo que se da por hecho, y
con ella llegan los desafíos y las propuestas, pero también las nuevas
relaciones que muestran cómo los nuevos sitios suelen acoger como un hogar al
recién llegado, al escritor que puso tierra de por medio por las más variadas
razones.
Ello se refleja en el libro Los
escritores vagabundos, publicado por Tusquets Editores, del autor
Philippe Ollé-Laprune, quien, presenta un ensayo sobre lo que define como
literatura nómada, que abarca las experiencias de varios autores que eligieron
ir a Europa, a Asia o a países de América Latina por razones diversas, pero que
al final resultaron definitivas en su vida.
El autor
ha declarado que “al examinar sus obras, se distinguen
entre los escritores europeos y latinoamericanos tres motivaciones para
lanzarse a la aventura (sin contar las profesionales): la errancia, la búsqueda
y el exilio. Estas razones no se excluyen entre sí y pueden incluso combinarse
sin la menor fricción”.
Así, por ejemplo, detalla el caso de
Malcolm Lowry, quien en 1936 desembarcó en el puerto de Acapulco, México y,
pese a tener todas las facilidades para integrarse a una sociedad
que lo recibía con los brazos abiertos, al principio decide mantenerse distante
y ajeno a la explosión multicolor que prácticamente saltaba a sus pies; o la
historia de la apuesta por México que hace el surrealista Antonin Artaud, que
alimenta sus obsesiones en la magia que se le ofrece el país latinoamericano.
Ollé-Laprune también aborda las experiencias de autores como Ernest
Hemingway, quien redefine la noción de Cuba y la lleva más allá del mar y la
pesca, junto a nativos que le dan un nuevo sentido a la complicidad y al placer
de vivir. “Es un premio que pertenece a Cuba, pues mi obra fue creada y pensada
en Cuba, con la gente de Cojímar, de
donde soy ciudadano”, admitió Hemingway al recibir el Nobel de Literatura.
Los viajes de Traven y Burroughs, en
México; de César Vallejo y César Moro, en París; de Zweig, Bernanos
y Cendrars, en Brasil, entre otros, forman parte del ensayo que
muestra paralelismos y la influencia que las nuevas geografías imprimen a la
obra de creadores que ávidamente nutren sus sentidos de las experiencias en que
se ven inmersos.
Cabe mencionar que Philippe
Ollé-Laprune, es un escritor francés radicado en México desde 1994, donde ha
sido responsable de la Oficina del Libro de la embajada de Francia en México y director
de la Casa Refugio Citlaltépetl. Ha publicado, tanto en Francia como en
México. Otros libros publicados:
Las antologías literarias Para
leer a Michel Leiris (2010), Más allá de la sospecha (2009), Ombre de la mémoire (Gallimard,
2009) y los libros de ensayo Desorden
aparente (2007) y México:
visitar el sueño (2011).
No hay comentarios:
Publicar un comentario