Según estimaciones de la Organización Mundial del Turismo,
el turismo religioso es un nicho de mercado que mueve a más de 300 millones
de personas cada año. México es un actor importante en esta
categoría a nivel mundial, al contar con diferentes centros religiosos como la
Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México (CDMX) que anualmente recibe a más de 6 millones de
visitantes y eventos que atraen a miles de turistas nacionales e
internacionales.
Santuarios y catedrales
reciben grandes peregrinaciones de fieles devotos que visitan los diversos
centros de peregrinaje que el país tiene, como la Catedral de San Juan
de los Lagos en Jalisco, el Santuario del Cristo Rey en Silao, reconocido por
su majestuosa estatua de 20 metros de altura ubicada en el Cerro del Cubilete, y
la parroquia del Santo Niño de Atocha en Zacatecas.
Durante Semana Santa, el turismo religioso toma gran
relevancia en la República Mexicana, principalmente en Ciudad de México y San
Luis Potosí, donde se realiza la segunda Procesión del Silencio más importante
del mundo, después de la de Sevilla en España.
El impacto económico que estas manifestaciones culturales
traen consigo es relevante para el desarrollo del sector, al activarse los servicios
de alojamiento, transportación, alimentos, entre otros.
Diversas cadenas hoteleras reconocen el impacto de estas
actividades, al registrar un incremento en sus reservaciones durante estas
fechas en plazas específicas donde se celebra alguna actividad religiosa.
Ejemplo de esto es San Luis Potosí, durante la noche de
Viernes Santo, el aspecto de esta ciudad colonial cambia, se convierte en el
escenario de la Procesión del Silencio, un ritual religioso de luto por la
muerte de Jesús. Comitivas que visten capuchas cónicas circulan por las calles,
la Virgen de Nuestra Señora de la Soledad es sostenida por 40 hombres, quienes cargan
con devoción la imagen de más una tonelada de peso.
La Secretaría de Turismo de San Luis Potosí anunció que estima
de hasta 380 mil visitantes y una derrama económica de 280 millones de pesos
(14.8 millones de dólares) durante el periodo vacacional de Semana Santa,
también mencionó que se espera una ocupación hotelera mínima del 70%.
Por su parte, Ciudad de México recibe año con año una
gran cantidad de asistentes a la “Pasión de Cristo de Iztapalapa”, al oriente
de la capital, representación del Vía Crucis que es reconocida
internacionalmente, atrayendo a miles de turistas extranjeros y más de 2 millones
de espectadores (de acuerdo a lo reportado por Protección Civil el año pasado),
además es un evento religioso que deja una derrama económica de más de 6 mil millones
de pesos (315 millones de dólares), según datos del 2018 reportados por el gobierno
de la ciudad.
Otras ciudades como Querétaro y Oaxaca se ven
beneficiadas durante estos días por el turismo religioso, las cuales celebran en
sus templos reconocidas procesiones del silencio y representaciones del Vía
Crucis. En el centro de Querétaro, los feligreses ataviados en atuendos de luto
realizan una caminata solemne, donde los hombres cargan pesadas cruces hechas
con troncos y la mujer arrastran una cadena sujeta a sus tobillos mientras rezan
con una veladora en manos, ambos llevando capuchas y velos respectivamente para
expiar sus pecados en secreto.
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