Es fundamental que la
temperatura global no suba más de dos grados, de lo contrario tendríamos graves
dificultades, alertó en la UNAM Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995,
quien afirmó que el mundo se encuentra ante una emergencia climática al enfrentar
problemas prácticamente irreversibles.
Hay
incertidumbre en las proyecciones de cambio climático, y si no hacemos algo al
respecto, la temperatura podría incrementarse entre cuatro o cinco grados.
“Aunque no es lo más probable, eso sería trágico para la civilización”, afirmó.
Además
del cambio climático, la comunidad científica ha identificado problemas serios
a los que se enfrenta el planeta, como la modificación del ciclo natural del
fósforo y nitrógeno por el uso excesivo de fertilizantes y la pérdida de
biodiversidad. También, la acidificación de los océanos, el uso global de agua
dulce, el cambio de uso de suelo y la contaminación química.
Hay
modificaciones importantes por el incremento de la temperatura global, y este
desbalance en la energía de la Tierra produce el derretimiento del hielo en el
Ártico.
En
cuanto a las olas de calor, detalló que ocasionan muertes cada año e incendios
forestales en casi todos los continentes. Tenemos eventos extremos de clima
como inundaciones, incendios y sequías, son muchos y se acumulan cada vez más.
“Los científicos tienen cuidado al asociarlos al cambio climático, pero hay una
gran probabilidad de que así sea, aunque no hay una certeza”, aclaró.
Mario
Molina expuso que la humanidad pudo prácticamente resolver el problema del
adelgazamiento de la capa de ozono mediante el Protocolo de Montreal, y ahora
para proteger al planeta es necesario que la sociedad internacional haga
acuerdos.
Una
solución es “transitar hacia economías sustentables, y una forma de hacerlo es
mediante triángulos de estabilización, es decir, tomar varias medidas, porque
una sola no funcionaría”.
Se
puede cambiar al uso de energías solar y eólica; esta última es competitiva y
funciona muy bien desde el punto de vista económico, al igual que la
fotovoltaica, “pero si queremos detener las emisiones de gases de efecto
invernadero, lo ideal sería parar la producción de combustibles fósiles”.
Otras
medidas, es el uso de biocombustibles, con gran potencial porque su producción
requiere de luz solar. También se debe mejorar la eficiencia del transporte e
incrementar las edificaciones eficientes.
Mario
Molina resaltó que una posibilidad muy controvertida, pero que podría ser
eficaz, es el uso de energía nuclear. “Históricamente es la más segura, el número
de problemas que pudiera generar son controlables y es mínima la cantidad de
desechos que genera, mismos que pueden guardarse bien, a diferencia de los
combustibles fósiles”.
Mediante
el Acuerdo de París, la sociedad intenta resolver problemas globales; los
países, entre ellos México, acordaron tomar medidas voluntarias comprobables y
medibles.
En
ese sentido, acotó que Estados Unidos dejó de ser el que más contaminantes
emite cada año, pero sí es la nación que más ha emitido acumulativamente gases
de efecto invernadero. “No es importante medir qué pasa cada año, sino cuánto
ha contribuido cada país a este problema. Ahora China es quien más gases emite,
y a pesar de ello ambos han firmado el acuerdo.
“Es
alarmante que Donald Trump considere al cambio climático como una farsa china y
pretenda salir del Acuerdo de París, eso sería trágico, no tiene idea de lo qué
es la ciencia”.

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