El ciberacoso en México continúa creciendo, ya
que 31 de cada 100 mujeres de entre 12 y 59 años reciben insinuaciones o
propuestas sexuales por parte del género masculino, mientras que 13 de cada 100
varones reciben la misma agresión por parte de mujeres, un problema que refleja
prácticas machistas, expuso la investigadora Fridda Salas Cuéllar.
Al
dictar una conferencia sobre diversidad
sexual y no discriminación, realizado en la Unidad
Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el norte de la
Ciudad de México (CDMX).
El ciberacoso es un tipo de bullying que alude al
uso intencionado de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs)
por parte de un individuo o grupo, con el objetivo de ofender, humillar,
amenazar, acosar, dañar o abusar de una persona.
Para
protegerse recomendó a los universitarios crear contraseñas seguras con signos,
números y letras mayúsculas, así como no aceptar que los softwares recuerden
las contraseñas, además de descargar aplicaciones externas para crear otro
método de bloqueo para ingreso a redes sociales y activar el inicio de sesión
en dos pasos.
En el caso de
prácticas como el sexting y las nudes invitó a los
jóvenes a tomarse fotos sin que se vean los rostros o señas particulares para
que no puedan identificarlos o bien usar aplicaciones de mensajería segura como
signal o telegram, además de descargar una app que oculta las imágenes en el
celular por si éste es robado o tomado por algún extraño, dijo la analista en
medios de comunicación.
También
propuso ser muy cautos con las personas que se eligen para practicar este tipo
de sexualidad y a la menor provocación o chantaje hacer la denuncia
correspondiente, sobre todo luego de haberse aprobado
La ley Olimpia, que plantea
de cuatro a seis años de prisión para quienes cometan delitos contra la
intimidad sexual al grabar, filmar o elaborar imágenes, audios o videos, reales
o simulados, sin consentimiento o mediante engaños al otro.
Por
su parte, la doctora María
García Castro, profesora del Departamento de Sociología, dijo que la
transversalidad es el concepto clave con el que se pretende sembrar el sesgo de
género, no sólo en las prácticas cotidianas, sino también en los órganos de
decisión e incluso en la legislación universitaria.
Muchas acciones
se han realizado en la Unidad Azcapotzalco, pero hasta ahora habían sido
dispersas y desarticuladas, por lo que “tenemos que reconocerlas e integrarlas
para crear así un proyecto conjunto con los logros conseguidos e integrando las
visiones y las recomendaciones de nuevos actores en el tema”.
La violencia
machista no es algo menor se manifiesta desde una mirada lasciva, pasando por la
violencia física que puede llegar a los golpes y en su punto más alto al
feminicidio o la muerte por odio a la diversidad sexual.
Todo eso
existe y “debemos hacernos cargo, pues no queremos que se oculte ni se calle,
al contrario, buscamos promover que se denuncie y se presenten las quejas de
manera adecuada para vivir en una lógica de respeto que origine el desarrollo de
toda la comunidad universitaria”.

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