La pandemia del coronavirus (COVID-19) no ha significado desabasto
de alimentos en México ni a nivel global hasta ahora, algo que constituye un
asunto de primer orden porque es primordial cuidar la nutrición para que si el
virus “nos alcanza estemos en la mejor condición fisiológica e inmunológica posible”,
alertó la doctora Miriam Bertran Vilá, académica de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), ubicada en la Ciudad de México (CDMX).
La
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
monitorea el acopio de suministros y no hay a la “vista previsión
de escasez de víveres”, ya que reportes recientes indicaban suficiencia de cereales
y almacenamiento de granos debido a buenas cosechas, por lo que es importante que las personas conozcan esto y se
tranquilicen para no caer en pánico por temores infundados, señaló la
investigadora del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco,
ubicada al sur de la capital mexicana.
Además
recomendó revisar de manera periódica la página de la Central de Abastos de la
Ciudad de México (CEDA) –que provee a buena parte del país– para conocer las dotaciones
que a diario se ofertan en el mercado más grande de América Latina, así como en
el podcast Jícara, ideas comestibles en movimiento en el sitio https://open.spotify.com/episode/3evQNKnUSBqh2QFFBmEXqp?si=BRoREnvDRLufYdlRGMbQ7g
La
falta de suministros no está contemplada, luego de tres meses y medio con el coronavirus
recorriendo casi todo el planeta –desde los primeros casos aparecidos en China,
a mediados de diciembre– pues a la fecha no se han detectado problemas al
respecto y en México está garantizada la cadena alimentaria, sin que haya
evidencias de que falten víveres en alguna parte, lo que debiera descartar el
acaparamiento de insumos durante la cuarentena.
La
disponibilidad per cápita de comestibles en el país es de tres mil
kilocalorías y “necesitamos consumir dos mil”, por lo tanto, la reserva
usualmente está 50 por ciento arriba de las necesidades, así que la gente
acudió en masa a los supermercados –en los primeros días de implementadas las
medidas de precaución para abatir el contagio– como una reacción a la sensación
de que “había que hacer algo”, como ha sucedido siempre en casos de desastre.
La
doctora Bertran Vilá subrayó que es fundamental consumir frutas y verduras
frescas, cereales enteros y leguminosas que aportan fibra, así como beber mucha
agua, por tratarse de las tres grandes recomendaciones nutricionales, pero
también porque en estos momentos en que las personas no salen de sus domicilios
han disminuido su actividad física.
Una
dieta saludable debe mantenerse siempre, más allá del tiempo que dure el
confinamiento en casa y por suerte ahora es una temporada de gran variedad de
frutas que aportan vitamina C, así que no es necesario tomar suplementos. Otro
factor es no abusar de productos industrializados altos en grasas, azúcares o
sodio, porque la obesidad, la diabetes y la hipertensión son condiciones que agravan
los síntomas del COVID-19.
La
profesora de la UAM destacó la relevancia de cuidar el comercio local “para que
nos ayudemos entre todos y porque no es recomendable que éste cierre, sobre
todo por el problema serio de violencia”, pues al terminar la pandemia “tendríamos
un espacio físico desolado que será blanco fácil de todo lo que implica la
inseguridad”.
También
recomendó limpiar a diario –con una solución elaborada con el equivalente a una
tapa de cloro por un litro de agua con jabón– las superficies de la cocina para
mantener limpia una de las zonas de trabajo más concurrida durante estos días
de cuarentena.

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