En las faldas del cerro de Chapultepec,
especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han
encontrado evidencia arqueológica del sistema hidráulico que sirvió, desde
tiempos de los tlatoanis mexicas,
para dotar de agua a la Ciudad de México.
La arqueóloga
Lourdes López Camacho, Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”
(MNH) y María Guadalupe Espinosa, del
Centro INAH-Veracruz, abordaron este temas en sus exposiciones: Las fuentes en acueductos, el caso de la
Fuente de Chapultepec y ¿Cómo se descubrieron los Baños de Moctezuma en Chapultepec?, respectivamente.
López Camacho
dijo que la arqueología histórica en el cerro del Chapulín ha servido para
documentar la forma en que los antiguos habitantes del Valle de México tenían
una verdadera veneración por el bosque y el agua de Chapultepec, la cual se
remonta a la época teotihuacana (100 a.C. a 600 d.C.).
“Chapultepec era
un lugar sagrado. Allí tenían templos y casas de descanso los gobernantes
Moctezuma Ilhuicamina, Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, así como el de Texcoco,
Nezahualcóyotl, a quien las crónicas coloniales atribuyen la construcción del
acueducto prehispánico que surtía de agua a la Gran Tenochtitlan”, explicó la
especialista.
Señaló que el
sistema hidráulico que aprovechaba los manantiales que surgían del cerro,
formado por depósitos o albercas y canales rudimentarios, sirvió para alimentar
el acueducto prehispánico, formado por un caño abierto que corría casi a ras
del suelo, mismo que después de la Conquista también fue utilizado en la época
colonial.
Agregó que
el primer acueducto, hecho de carrizo, piedras y lodo, se inició en 1418, un
año después de la muerte de Chimalpopoca, que marca el ascenso de la elite
mexica. Para el mandato de Moctezuma I, con trazo de Nezahualcóyotl, se inicia
la construcción de canal de piedra, entre los años 1454 y 1466.
Por su parte, la
arqueóloga María Guadalupe Espinosa señaló que las excavaciones en el depósito de
agua llamado popularmente “Baños de Moctezuma”, permitieron documentar sus
fases constructivas: “Lo importante de examinar la alberca de seis metros de
profundidad, es que permitió determinar su planta original rectangular
escalonada, así como evidencias de la red de suministro del vital líquido hacia
la ciudad, donde había diferentes ramales y depósitos para diferentes usos”.
Realizada en
2005, cuando se restauraron los Baños de Moctezuma, la investigación demostró
que la alberca artificial tuvo por lo menos cuatro etapas constructivas: “En el
desplante actual, se encontró una escalinata de lajas de andesita y secciones
de argamasa pintadas de rojo. En excavaciones al exterior de la barda se
encontró un talud de 56 grados de inclinación, asociado a una gran cantidad de
material de los periodos Azteca III y colonial, lo que sugiere la existencia de
otra alberca posiblemente construida durante el periodo virreinal temprano, de
la época de Hernán Cortés o de los virreyes Antonio de Mendoza o Luis Velasco”.
Espinosa dijo
que en general todo el complejo del cerro del Chapulín tuvo un uso ritual,
habitacional y también de recreo para los tlatoanis mexicas,
quienes mandaron labrar su efigie en las piedras aledañas: “Las crónicas
mencionan que Moctezuma Xocoyotzin tenía ahí una colección de peces exóticos”.
Después de la
Conquista, el estanque de aguas cristalinas fue alberca de Hernán Cortés y La
Malinche, de los virreyes en tránsito a la capital de la Nueva España; también
lo usaron los cadetes del Colegio Militar en el siglo XIX, el emperador
Maximiliano de Habsburgo y su esposa la emperatriz Carlota de Bélgica, y el
general Porfirio Díaz, entre otros personajes.
Las
excavaciones permitieron rescatar “material arqueológico teotihuacano (100 a.C.
a 600 d.C.), de la fase Coyotlatelco (600 a 750 d.C.), del periodo Azteca I-IV
(850 a 1521 d.C.), de la época colonial (siglos XVI, XVII, XVIII), además del
siglo XIX
y principios del XX”.
Guadalupe
Espinosa recordó que para principios del siglo XX, el general Porfirio Díaz
encargó a José Yves Limantour la remodelación del Bosque de Chapultepec, por lo
que alrededor de 1907 se volvieron a intervenir los Baños de Moctezuma, dándole
su actual aspecto octogonal.
La especialista
destacó que desde la época colonial “existían muchas leyendas de que en los
Baños de Moctezuma habían enterrado un gran tesoro, cosa que ya se comprobó que
no es cierto. La arqueóloga María de la Luz Moreno, en 1999, excavó el sitio y
sólo encontró cerámica prehispánica, vidrio, lebrillos y objetos coloniales y
huesos, pero ninguna ofrenda o tesoro”.
Durante dicha
exploración, también se encontró una almena de piedra andesita con símbolos
relacionados con el agua-viento, y un vaso de barro que alude al dios de la
lluvia Tláloc, así como una escultura de toba volcánica con sus rasgos, y gran
cantidad de figurillas identificadas con la deidad acuática.
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