El envase es una pieza fundamental
de la mercadotecnia cuya variedad inmensa de formas, colores, materiales y
técnicas de impresión dan al diseñador un campo de acción sin límite para la
creatividad, explicó Jorge Alberto Jacobo Martínez, investigador en la Unidad
Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Ciudad de
México (CDMX).
El especialista aseveró que prácticamente todo
producto en el mercado de consumo popular requiere ser empaquetado para poder
ser comercializado, por lo que la industria está en crecimiento y ofrece
oportunidades de empleo en el campo del diseño de embalaje.
La producción de la industria llegó a cerca de 12
millones de toneladas distribuidas en diversas empresas, lo que significó para
México un valor de venta de 14 mil millones de dólares y representa 1.7 por
ciento del Producto Interno Bruto, “de tal suerte que las probabilidades de
desarrollo profesional están ahí presentes”.
Reconoció que el aumento en la producción va a
requerir de profesionales que den solución a los nuevos requerimientos, ya que
un embalaje mal diseñado puede provocar trastornos graves: pérdida total del
producto, gastos innecesarios en los inventarios, retrasos en el manejo de
materiales o deficiencia notable en el mercado.
El envase y el embalaje constituyen entre 40 y 60 por
ciento del costo de un producto, por lo que constituyen el elemento más caro de
la fabricación y la comercialización.
El docente señaló que el empaquetado tiene la misión
de proporcionar toda la información que el consumidor requiere y sus objetivos
son también dar presentación y tipificación al producto; protegerlo del medio
ambiente; garantizar que cumpla con las especificaciones; facilitar el embalaje,
e identificar si la mercancía puede o no permanecer a la vista.
La industria debe contemplar políticas económicas de
reducción de costos y espacio, utilizar materiales existentes y fáciles de
adquirir que vayan de acuerdo con su calidad, además de identificar cuándo es
necesaria la impresión y contemplar esa factibilidad. Además debe realizarse un
estudio en el cual se contemple la cantidad de material a utilizar para que sea
estrictamente el preciso.
Veinte por ciento del enfoque que se le dé al envase
es simbólico pues son objetos de servicio y su fin es el de comunicar de manera
visible. Otro tanto se enfoca a la estética como es la distribución de colores,
contrastes y combinaciones, el arreglo de tipografías y el diseño de logos,
logotipos y lote.
El valor restante –y de mayor importancia– es el
utilitario ya que es sumamente indispensable que el producto se mantenga con
sus especificaciones de calidad originales, concluyó el maestro Jacobo Martínez.
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