La Fundación Heinrich Böll presento el Atlas de los Océanos:
Hechos y cifras de las amenazas a nuestros ecosistemas marinos, en donde se
señala que los océanos del planeta padecen de una grave contaminación y
sobrepesca que ponen en riesgo su viabilidad a futuro.
Se
detalla que el aprovechamiento de los recursos marinos y cómo el acceso
ilimitado a ellos está amenazando la sustentabilidad de los océanos. Dawid
Bartelt, Director de la Fundación Heinrich Böll México y El Caribe, señaló que
“el propósito del Atlas de los Océanos es ilustrar la importancia del papel que
desempeñan. Nuestros océanos y costas representan bienes comunes que debemos
proteger y gestionar entendiendo que mucho de nuestro bienestar depende de los
recursos marinos”.
México es el país de América Latina con la mayor
extensión de
litorales o costas (alrededor de 11,122 km2). El Atlas destaca como
principales amenazas para el equilibrio de los ecosistemas marinos a la
contaminación – mayormente generada por fuentes situadas en tierra – y a la
sobreexplotación pesquera. Estos ecosistemas que absorben
el 93% del carbono emitido por la humanidad. De ahí su gran importancia para
que los mares sean considerados dentro de las negociaciones globales en
mitigación climática.
Alejandro
Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica,
declaró que en México las políticas pesqueras se han enfocado a
aspectos clientelares pues el 70% de su presupuesto de la Comisión Nacional de
Pesca (CONAPESCA) se va en subsidios, específicamente en combustibles para
embarcaciones y deriva en mayor sobrepesca.
Igualmente, denunció que este sector padece de mucha
falta de transparencia y se ocultan datos oficiales en inversiones, subsidios,
realidad de los bancos de pesca, hasta el no mostrar los datos de los sistemas
de monitoreo satelital.
Indicó que debe actualizarse el reglamento de la ley
de pesca que es del año 1999 y se requiere ser modificado. Aunado a que la propia
Auditoria Superior de la Federación indicó que la propia CONAPESCA no acreditó
que este organismo haya establecido acciones y políticas de sustentabilidad en
materia de pesca en el pasado sexenio.
“Los
mares mexicanos sufren de un severo estrés debido a la contaminación,
sobrepesca, falta de gobernanza, pesca ilegal, entre otros problemas. Las
políticas pesqueras asistencialistas implementadas por Conapesca generan
incentivos perversos. Es urgente que el gobierno realice una transformación de
esta importante actividad”.
En
el tema de los problemas de contaminación por plásticos, Lorena Ríos Mendoza,
investigadora de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, declaró que los microplásticos es un elemento muy usual en diversos artículos de uso
humano, pero que al llegar a los océanos son de lo más dañino posible.
Indicó que aunque se ha puesto en boga los plásticos
de degradación rápida, siguen siendo productos elaborados por polímeros sintéticos
que provienen del petróleo que al final son absorbidas por los seres vivos. Y
estos elementos siguen creciendo su producción que llego a los 300 millones de
toneladas por año, estimando llegar a la cifra de 335 millones de toneladas en
2018. Que tienen en promedio una vida de 100 años.
Más del 80% de la basura en los océanos es plástico. Aunado
a que también son transportes de especies invasores para diversos ecosistemas. “En los océanos, ríos y lagos, no sólo se están acumulando
estos desechos plásticos, sino que están concentrando y transportando
compuestos tóxicos, que provocan cáncer, formación de tumores y afectaciones a
los procesos hormonales. También pueden acarrear bacterias y virus,
convirtiéndose en una nueva fuente potencial de estos tóxicos hacia los
organismos marinos”.
Se conocen cinco grandes manchones de basura. Sin
embargo, la mayor parte de la basura llega a las zonas costeras en todo el
planeta, convirtiéndose en un problema mundial. En 2015, por ejemplo, 100 m3 de
desecho plástico se acumularon en las costas de Spitsbergen, una isla remota a
mitad de camino entre Noruega y el Polo Norte.
Por
su parte, Omar Arellano Aguilar, profesor e investigador de la Facultad de
Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que
entre los mayores riesgos oceánicos que se pueden mencionar está
el aumento del nitrógeno, fósforo y la acidificación de diversas regiones que
provocan las zonas muertas en los mares.
Son varias las zonas carentes de oxígeno en los
océanos del mundo. Algunas de las más grandes se producen de forma natural,
como las de las costas del Perú, Namibia y la península Arábica, donde solo
habitan organismos especialmente adaptados como las bacterias. Sin embargo, generalmente
las zonas inertes cercanas a los deltas de ríos son de origen humano y crecen
cada vez más.
Este informe señala que los mares padecen cada año de
una pérdida de 9 millones de toneladas de vida marina. Tanto por sobrepesca,
contaminación que se acrecienta por la dispersión de plaguicidas y
fertilizantes que se ubican desde las costas y al final penetran en los peces.
En el tema de hidrocarburos, se catalogó de alarmante
los derrames constantes que padecen los océanos. Ejemplificó este investigador
que en el Golfo de México Pemex se han arrojado 4,938 toneladas de petróleo en los
pasados cinco años.
Comentó
que “la estabilidad climática depende de la integridad ecológica de los
océanos, pues en este ambiente se llevan a cabo flujos de reciclaje de materia
y energía a nivel planetario. Los límites planetarios ya nos indican la
importancia de actuar ahora para frenar la degradación de zonas en donde se
está comprometiendo la vida marina. En este sentido, las costas y deltas de los
ríos son las más vulnerables por su cercanía a la zonas industrializadas y
urbanas”.
MUNICIONES EN LOS MARES
Las guerras mundiales y otros
conflictos. Muchos países alrededor del mundo han desechado armas químicas y
convencionales en los océanos. Los expertos concuerdan en que recuperar las municiones
implicaría costos muy elevados, además de riesgos significativos. Sin embargo,
dejarlas donde están también es muy riesgoso.
Por ejemplo, 70 años después
de finalizada la Segunda Guerra Mundial, cúmulos de fósforo blanco de bombas
incendiarias siguen apareciendo en las playas. Estos cúmulos se asemejan al
ámbar y los niños disfrutan coleccionándolos, sin embargo, el fósforo inicia
una reacción violenta al entrar en contacto con oxígeno y calor y pueden
alcanzar una temperatura de 1,300 ºC que puede incinerar hasta los huesos.
Estos residuos militares seguirán implicando un riesgo por mucho tiempo.
MICROPLÁSTICOS, ENORME PROBLEMA
El mundo produce 300 millones
de toneladas de plástico anualmente. Cerca de 2% de esa cantidad —alrededor de
ocho millones de toneladas métricas— termina en los océanos. Es una cantidad
impresionante, no obstante, 1% de ese plástico se encuentra en la superficie de
los océanos. La mitad de ese 1% se acumula en vórtices de basura; la otra mitad
se encuentra más dispersa. Eso deja 99% (7.92 millones de toneladas métricas)
sin contabilizar anualmente.
La concentración de plástico
en el fondo marino es mil veces mayor que el plástico concentrado en la
superficie. El microplástico queda atrapado en el fondo marino, se integra como
parte del sedimento y gradualmente conforma una nueva capa geológica, el “horizonte
plástico” que los investigadores del futuro atribuirán a nuestra era, detalla
el estudio.
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