En rueda de prensa, representantes de
campesinos, científicos y organizaciones de la sociedad civil, anunciaron que
después de una ardua batalla legal, con la que han mantenido suspendida toda la
siembra de maíz transgénico en el país por 16 meses, quienes anunciaron que iniciarán
una campaña internacional de difusión y recaudación de fondos para continuar
haciendo frente a cinco empresas trasnacionales y dos secretarías del gobierno
federal.
La campaña mundial se desarrollará en la
plataforma www.grrrowd.org perteneciente al nuevo movimiento holandés
"Grrrowd", con sede en La Haya. Grrrowd aplica estrategias de fondeo
colectivo y recauda para la defensa legal de derechos sociales, ambientales y
económicos, ante las injusticias que se cometen en todo el orbe.
En la recaudación de fondos también
participa el Centro para la Defensa Legal del Medio Ambiente, EDLC, por sus
siglas en inglés, con sede en Montana, Estados Unidos; así como Alternativas y
Procesos de Participación Social Asociación Civil, con sede en Tehuacán,
Puebla. La organización norteamericana apoya la defensa legal del medio
ambiente en países del tercer mundo y la organización poblana es una de las
agrupaciones que promueven la Demanda de acción colectiva en contra de cinco
compañías internacionales que buscan sembrar maíz transgénico en México.
Después de casi año y medio de contienda
judicial ante quince tribunales federales, 89 impugnaciones contra la
suspensión de la siembra de maíz transgénico y en contra de la Demanda
ciudadana; las organizaciones sociales buscan mediante una estrategia
internacional contrarrestar a cerca 70 abogados y decenas de cabilderos, voceros
y funcionarios, tanto de las corporaciones multinacionales como del gobierno
mexicano, informó el abogado René Sánchez Galindo, de Colectivas, A.C.
Asimismo, Mercedes López, de Vía Orgánica
señaló que las autorizaciones dadas por la Comisión Federal para la Protección
contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para el consumo de maíz genéticamente
modificado son un acto de irresponsabilidad del comisionado Mikel Arreola, sin
embargo no significa que esta autorización sea el camino para la siembra.
Aclaró que son dos procedimientos muy diferentes, pues el maíz que se importa
entra a la cadena industrial o de alimentación de ganado, no al campo para
sembrar. Recordó que el estudio de la Comisión de Cooperación Ambiental
recomendó que este maíz que se importa sea quebrado para que no sea usado como
semilla.
En cuanto a las autorizaciones de 132
productos transgénicos, de los cuales 50% corresponde a maíz, es urgente que la
Cofepris demuestre los procedimientos mediante los cuales está autorizando y
que además se inicie el etiquetado de los productos que contienen ingredientes
genéticamente modificados como señala la Ley de Bioseguridad de Organismos
Genéticamente Modificados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario