De acuerdo con el investigador Ignacio Sánchez Cohen, en México
existen 20 millones de hectáreas bajo siembra, de las cuales 14 millones están
en zonas de temporal y alrededor de seis millones se encuentran bajo
condiciones de riego, por lo que aproximadamente el 28% de la población se
encuentra vinculada al sector rural, directa o indirectamente.
Sin embargo, los impactos del cambio climático en zonas con un
régimen pluvial escaso o errático generan constantemente en los agricultores
incertidumbre sobre qué hacer o cómo planificar sus cultivos, por lo que se ven
orillados a dejar sus parcelas y emigrar a otras zonas, explicó el investigador
del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
(INIFAP).
Aunado a ello, dijo, existen limitadas tecnologías que ayuden a
los agricultores a la toma de decisiones ante un escenario de variabilidad
climática. Ante este fenómeno y tras varios años de investigación,
especialistas del INIFAP en colaboración con la Universidad Autónoma Chapingo
(UACh), el Servicio de Investigación Agrícola (ARS, por sus siglas en inglés)
del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y la Universidad de
Arizona desarrollaron un software que
permite demostrar cuál es el riesgo climático al que se enfrentarán los
productores del país.
Para ello, se integró información obtenida a través de
investigación de campo realizada en distintos estados del país, donde los
especialistas, bajo condiciones controladas, obtuvieron funciones de producción
de agua en diversos cultivos.
Dijo que este es un modelo matemático que indica el nivel de
rendimiento de un cultivo a falta agua, en cualquiera de sus etapas
fenológicas. Cuando el modelo simula cuánto llueve y en función de los requerimientos
hídricos de los cultivos, y que dice cuál será su rendimiento.
Se trata entonces de una tecnología que proporciona información
sobre riesgos y cultivos potenciales. Además, provee de una plataforma para la
toma de decisiones en situaciones de disponibilidad limitada de agua y evalúa
el impacto en el rendimiento de los cultivos ante escenarios de cambio
climático. El algoritmo integra información de más de 2 mil estaciones
climáticas distribuidas en el país, provenientes de la red de estaciones del
Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Sánchez Cohen manifestó que esta herramienta ayudará de manera
gráfica y con información suficiente a la toma de decisiones de los productores
con respecto a sus cultivos en zonas de temporal deficiente. El software, explicó, puede ser instalado
en cualquier computadora con un espacio de disco duro de seis megabytes (MB). El lenguaje en el
que se programó la plataforma es Delphi; además, existe un manual del usuario
para aquellas personas interesadas en conocer la estructura matemática del
modelo.
Una vez instalado el programa, el usuario podrá ingresar a esta
plataforma a través de un interfaz, seleccionar la región de ubicación y elegir
una de las más de 2 mil estaciones climáticas de todo el país; cuando se elige
el municipio y la estación climática, el modelo hace uso de esa información
para los procesos de análisis de riesgo.
Detalló que al seleccionar alguna de las estaciones, el modelo
despliega una serie de preguntas técnicas para los productores (fecha de siembra,
cultivo a sembrar, tipo de suelo, entre otras). Con base en la información
anterior, simula el número de posibilidades climáticas y calcula el riesgo que
pudiera existir en un cultivo, dentro de un determinado tiempo.
“Pero no solamente eso, cuando el modelo detecta que existe riesgo
climático se activa una opción para que el usuario conozca y haga uso de la
tecnología disponible para sobrellevar ese riesgo. Al dar clic, lo dirige
a un servidor donde está almacenada toda la tecnología que se ha desarrollado
para ese lugar (captación de agua de lluvia, variedades resistentes, fichas
tecnológicas, etcétera)”, aseveró.
Ignacio Sánchez Cohen resaltó que este software ha sido diseñado para ser mejorado a través del
tiempo, por lo que podrá reunir tecnologías que ya han sido desarrolladas por
otras instituciones del país, para que eventualmente el técnico o
agricultor pueda aprovecharlas.
“El sistema está diseñado para que automáticamente valide la
tecnología. El desarrollador puede enviar la información a mi correo electrónico,
evaluamos la tecnología, se analiza y si es pertinente, conveniente o
científicamente documentada, la anexamos al sistema con el crédito a la persona
que la generó; de esa manera crecerá el modelo”, detalló.
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